Vaticano

Gianfranco Ravasi: “Los ataques no le quitan el sueño al Papa”





El cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, no está particularmente preocupado por los últimos ataques al Papa, pues recuerda que siempre ha habido luchas internas, aunque ahora tengan más repercusión mediática. Considera, no obstante, que hay que defender a Francisco frente a las arremetidas de quienes tienen un concepto de Iglesia “esclerótico y muy rígido”, porque ponen en crisis “la propia arquitectura de la fe” al crear una “extrema confusión” entre los fieles.

PREGUNTA.- Hay mucha gente preocupada por las noticias que presentan el Vaticano como un nido de cuervos. ¿Ha empeorado el ambiente en la Curia romana desde que llegó usted a ella hace once años?

RESPUESTA.- Diría que no, aunque obviamente este período que yo conozco de Benedicto XVI y de Francisco ha sido diverso desde el punto de vista de la experiencia pastoral. Es innegable. Cada pontificado tiene su identidad, lo que forma parte del dinamismo de la propia Iglesia. El cambio de los horizontes sociales exige también un cambio en los horizontes pastorales. Pero ambos se han visto atravesados por tensiones fuertes. Con Benedicto XVI hubo luchas internas y ya existía el problema de la pedofilia. También surgió entonces el problema de Irlanda.

P.- ¿No hay entonces un ambiente irrespirable en el seno de la Curia romana?

R.- Para nada. Ni tampoco es esto ningún nido de víboras. En las reuniones de los jefes de dicasterios vaticanos, por ejemplo, podría estar perfectamente presente la prensa para que se viera que no hay ninguna atmósfera irrespirable. Esto no excluye que hay sensibilidades diferentes y visiones eclesiales con acentos diferentes, obviamente. Muchos escándalos se hinchan. Pensemos, por ejemplo, en lo que quedó el caso de Paolo Gabriele, el antiguo asistente de Benedicto XVI.

P.- ¿Estriba la novedad en que ahora los ataques provengan del sector más conservador, que tradicionalmente se ha sentido muy ligado a la figura del obispo de Roma?

R.- Sí. Dentro del horizonte periodístico y cultural, hay siempre pulsiones y expresiones que, al final, son instrumentales. Pasa siempre, es inevitable. El hecho de que exista esta diversidad está fuera de duda. Pienso que esta actitud está promovida en parte por los medios de comunicación, que han cambiado mucho su posición desde los tiempos de Benedicto XVI. Entonces ya existía Internet, pero la potencia de las redes sociales ha explotado en los últimos cuatro o cinco años.

P.- ¿Cómo vive personalmente que haya compañeros suyos del Colegio Cardenalicio que critiquen de forma casi agresiva al Papa?

R.- Evidentemente, yo me siento muy cercano por sensibilidad al papa Francisco, pero no olvidemos que Benedicto XVI me respaldó completamente en el dicasterio y fue él quien me llamó a Roma. Veo que existen sensibilidades y visiones eclesiales diversas. Aquí volvemos siempre al hecho de que se puede concebir el cuerpo eclesial no como un cuerpo ideal, sino como un cuerpo compuesto por personas concretas y diversas.

P.- ¿Tiene una idea de cuántos son en realidad los enemigos internos del Papa?

R.- Una vez se hizo una investigación sobre aquellos que siguen las páginas web ultraconservadoras y se vio que son muy pocos. En algunos casos tenían unos 1.000 seguidores. Yo mismo tengo 105.000 seguidores en Twitter y no es un gran número. Pero ellos son muy hábiles confeccionando su discurso. Saben usar las técnicas de Internet. Y luego está el eco de los medios, también de los que podrían ser favorables al Papa, y así las cosas se hinchan cada vez más. Mientras tanto, el pueblo, que en su mayoría está en conexión con Francisco, se queda desconcertado.

P.- ¿Considera que detrás de estos ataques está la voluntad de conseguir que Francisco renuncie al pontificado?

R.- Puede ser. Pero Francisco no es una persona que deje de dormir por esto. Aunque son cosas que, sin duda, hieren. A mí me pasa lo mismo. Cuando me atacan no tengo problemas para dormir; es más, me produce curiosidad ver los argumentos que se usan. Hay una acritud por la que elementos que pueden ser reales se usan de forma malintencionada.

P.- ¿Existe una estrategia planificada para atacar al Papa?

R.- Hay muchos elementos que coinciden en la red que es Internet, pero no hay detrás de ellos un ‘gran hermano’. Algunos son más poderosos que otros, pero también entre ellos hay diferencias. Resulta mezquino perderse en estas polémicas cuando se pueden tratar cuestiones delicadas e importantes. Pero es necesario sostener al Papa. Los críticos cuentan con núcleos de información con los que son capaces de crear una mitología. Usan para atacar problemas reales, como el de los abusos. Hablan por ejemplo del ‘caso McCarrick’, pero ha sido precisamente Francisco quien lo ha expulsado del Colegio Cardenalicio, lo que se trata de un fenómeno no único, pero sí rarísimo.

P.- ¿Cuál es el motivo de base de la falta de sintonía de algunos con el Papa? ¿Molestias por la reforma, por su posición pastoral o por la lucha contra la pederastia?

R.- Es por el concepto de Iglesia. Muchos de los contrarios a Francisco tienen un concepto de Iglesia esclerótico y muy rígido. Desde el punto de vista teológico, en cambio, no tienen dónde agarrarse. El papa Francisco ha puesto más el acento en la parte pastoral que en la estructural, teniendo en cuenta que el cuadro doctrinal es ya de por sí bastante sólido. Su predicación está ligada a la tradición de la Iglesia. En las críticas pesan también los intereses políticos y los personales, porque algunos quieren afirmarse y conseguir poder.

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