En la misa que el Pontífice ha celebrado esta mañana, 10 de septiembre, en la Casa de Santa Marta ha usado las palabras de la la Primera Carta de San Pablo Apóstol a los Corintios para lanzar un duro reproche a los fieles: “Por todas partes oímos hablar de la inmoralidad entre ustedes, y de una inmoralidad que ni siquiera se encuentra entre los paganos. ¿Pero ustedes son cristianos y viven así?”.
En la exhortación de la homilía, el Papa recalcó que Pablo se dirige a los cristianos constatando que muchos de ellos llevan “una doble vida” y que está muy enfadado con ellos, que se jactaban de ser “cristianos abiertos” y de que “la confesión de Jesucristo iba de la mano de una inmoralidad tolerada”.
Tras estas palabras, Bergoglio ha ido al grano y ha afirmado que “la novedad del Evangelio, la novedad de Cristo, no es solamente transformar nuestra alma; es transformar a todos nosotros, transformando el vino en odres nuevos. La novedad del Evangelio es absoluta, porque nos transforma desde dentro hacia fuera: el espíritu, el cuerpo y la vida cotidiana”.
Los cristianos somos hombres y mujeres de novedad, reflexiona el Papa, pero no de las novedades, “mucha gente intenta vivir su cristianismo ‘de las novedades’, que son propuestas mundanas”. El Santo Padre continúa: “Hay una confrontación entre ‘la novedad’ de Jesucristo y ‘las novedades’ que el mundo nos propone para vivir”.
“Alguien puede decir: ‘Pero, Padre, somos débiles, somos pecadores…’ ¡Ah! Eso es otra cosa. Si aceptas que eres pecador y débil, Él te perdona, porque parte de la novedad del Evangelio es confesar que Jesucristo vino para el perdón de los pecados. Pero si tú, que dices ser cristiano, convives con estas novedades mundanas, no, esto es hipocresía”. Francisco confirma que “Cristo es uno solo. Y Cristo es claro en su mensaje”.
El camino de seguir a Jesús no es fácil, es “el camino del martirio”, advierte el Papa. En conclusión, Francisco advierte que “no se debe de negociar con las novedades, ni diluir el anuncio del Evangelio”.