Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, ha intervenido en la conferencia celebrada en Estrasburgo, con motivo del 70° Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, bajo el lema el ‘Desarrollo humano integral y la universalidad de los derechos en un contexto multilateral’.
El simposio organizado por el Consejo de Europa ha sido calificado por Gallagher como “una ocasión propicia para impulsar aquella fe en los derechos humanos fundamentales, en la dignidad y en el valor de la persona humana, en la igualdad de los derechos del hombre y de la mujer”.
La Santa Sede es una de las instituciones que ha promovido estos diversos encuentros con motivo del Aniversario de la Declaración, actos que concluirán con la Conferencia Internacional que se desarrollará en el Vaticano en el mes de diciembre y que está siendo organizada por el Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral.
“Para la Santa Sede el 70° Aniversario de la Declaración Universal es una oportunidad para reafirmar su compromiso al servicio de la causa del hombre. Hemos elegido como tema de este coloquio ‘El desafío de la universalidad’ –ha señalado el secretario- “porque creemos que la universalidad de los derechos representa la cuestión crucial de nuestro tiempo”.
Gallagher ha diferenciado tres grandes desafíos que impiden el reconocimiento de la universalidad de los derechos humanos: “Un modelo de desarrollo social no suficientemente inclusivo; las consecuencias relacionadas al creciente pluralismo cultural; y las persistentes y graves violaciones de los derechos humanos que se registran en diversas partes del mundo”.
Y después ha presentado tres posibles respuestas, siempre desde el punto de vista de la Santa Sede, “desde el punto de vista de la doctrina social, lo que llamamos desarrollo humano integral y que Pablo VI resumió, hace más de cincuenta años, en la fórmula: desarrollo de todo hombre y de todo el hombre”. Respecto a aumentar el pluralismo cultural, Gallagher ha dicho que “hay que buscar una respuesta en la firme afirmación del derecho a la libertad religiosa, que es una condición para el respeto mutuo y la igualdad real en el contexto de una sociedad pluralista”.
Por último, el tercero “se trata de un desafío enorme, que a menudo lleva a cuestionar la eficacia del enfoque basado en los derechos humanos para el bienestar de la humanidad y la construcción de la paz en el mundo. Toda la construcción de los derechos humanos presupone como condición sine qua non el reconocimiento de que mis derechos y los derechos del otro están interconectados y son interdependientes. Así que si la dignidad y los derechos de los demás son ignorados o pisoteados, entonces mi dignidad y mis derechos también están en peligro”.
A modo de conclusión, Paul Richard Gallagher ha hablado de “la universalidad de los derechos se basa en el carácter universal de la persona humana misma, que le es intrínseco en razón de su natural apertura a una verdad que la trasciende. Es precisamente sobre esta apertura común que se funda la universalidad de la familia humana”.