Las cartas dominicales del arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, y el obispo de Girona, Francesc Pardo, invitando a la “cohesión social” y a la “convivencia” de la sociedad catalana de cara a los actos organizados con motivo de la Diada de Cataluña parecen haber sido la tónica en cuanto a la participación de figuran eclesiales de relevancia en la agenda de este 11 de septiembre. Una jornada en la que ha estado muy presente la petición de libertad para los presos de las instituciones organizadoras de la consulta ilegal del pasado 1 de octubre.
En este sentido, Pardo había señalado en su escrito del domingo que “vivimos sentimientos de dolor y preocupación por quienes están privados de libertad en la cárcel con unas acusaciones que gran parte de la ciudadanía rechaza; también por los que se han visto forzados, de una manera u otra, en el exilio”. Algo que también pusieron de manifiesto en el arzobispo de Urgell, Joan-Enric Vives, durante la fiesta de San Gil en el Santuario de Núria.
Discreción en los habituales
Hace un año, uno de los obispos que más se significó con la causa independentista fue Xavier Novell, pastor de la diócesis de Solsona, quien se fotografió con las urnas de la consulta. En esta ocasión la agenda pública del prelado está vacía y su último acto, según las redes sociales de la diócesis, ha sido la celebración de san Pedro Claver el 9 de septiembre con el obispo de Lleida, Salvador Giménez. Por su parte, la religiosa argentina Lucía Caram ha ensalzado algunos gestos de convivencia de la jornada y ha deseado a todos un ‘Días de la Paz 2018’.
Hem de felicitar al Poble de Catalunya per la seva revolució pacífica #DiadaDePau2018
— Sor Lucía Caram (@sorluciacaram) 11 de septiembre de 2018
Misa en la ‘Catedral del Mar’
La celebración más significativa, aunque sin presencia episcopal ninguna, fue en la Basílica de Santa María del Mar, organizada –como hace más de una siglo– por la ‘Lliga Espiritual de la Mare de Déu de Monstserrat’. La llamada ‘Missa de la Diada’ ha estado presidida por Miquel Barbarà, canónigo de la catedral tarraconense y concelebrada por unos 15 sacerdotes. Entre las político asistió Víctor Cullell, uno de los encargados de la desconexión y actual secretario del Govern de Cataluña. En su homilía, que concluyó con un gran aplauso, ha reivindicado la figura del cardenal Vidal Barraquer de quien se celebra un año dedicado al purpurado.
También ha recordado a los “patriotas catalanes” que “han entregado su vida por el país y sus libertades” y ha denunciado la “tergiversación” de los hechos o las palabras y la “contaminación” que se está haciendo de la realidad catalana. El canónigo ha recordado que la misa, en sufragio por quienes han fallecido, es “un acto religiosos” que muestra “el amor por Cataluña, como parte y forma del amor al prójimo” –señaló citando un escrito de los obispos catalanes–. En este sentido citó a algunos eclesiásticos vinculados a la defensa de la identidad catalana y criticó el “silencio neutral” que se deja afectar por la “contaminación cognoscitiva”, antes de concluir ratificando su “fidelidad a la Iglesia” y la “fidelidad a nuestro país Cataluña, nuestra patria”.