El escándalo entre los fieles de la diócesis india de Jalandhar saltó semanas atrás cuando una religiosa local presentó una denuncia en una comisaría de Kerala acusando al obispo, Franco Mulakkal, de haber abusado sexualmente de ella hasta en 14 ocasiones desde 2014, solo un año después de alcanzar la dignidad episcopal. Pero ahora la situación se ha agravado y, antes aún de resolverse ese primer caso, ha llegado la denuncia conjunta de otras tres monjas acusando al prelado de haber intentado sobrepasarse con ellas en repetidas ocasiones.
“Nuestra vida está en peligro”
Fue el pasado sábado 8 de septiembre en Kerala, cuando, acompañadas por otras hermanas de su comunidad, las religiosas mostraron pancartas con los siguientes lemas: “Quién está protegiendo a Franco”, “necesitamos justicia” y “nuestra vida está en peligro”. En declaraciones a APN, la hermana Anupama mostró su abandono: “Hemos estado llamando a las puertas de la Iglesia y del Gobierno. No hay nadie para ayudarnos en nuestra causa”. Además, detalló que están recibiendo todo tipo de amenazas.
En pleno caos, un hecho a tener muy en cuenta es el posicionamiento de la congregación de los Misioneros de Jesús, a la que pertenecen todos los protagonistas (el obispo y todas las religiosas denunciantes). En un comunicado difundido estos días, la comunidad ha mostrado su apoyo a Mulakkal y ha asegurado que “no se puede crucificar a un inocente”.
Muy diferente es la versión del ex juez de la corte suprema B. Kemal Pasha, que, como recoge el medio local The Week, denuncia la existencia de una “alianza impía” entre el obispo y la policía, que lo estaría protegiendo.
Sobrevuela el caso Alencherry
Igualmente, está en el aire saber si el caso afecta al cardenal Alencherry. Y es que el arzobispo de Ernakulam-Angamaly y, a su vez, líder de la Iglesia católica siro-malabar en Kochi, era la cabeza visible de la Iglesia en Kerala cuando presuntamente se produjeron estos hechos. Es más, según la versión de la primera monja, él conoció los abusos que le infringió Mulakkal y no hizo nada por indagar en su situación o por reconvenir y denunciar al pastor.
Alencherry, apartado temporalmente de sus funciones por el papa Francisco, tiene otro frente abierto desde hace meses: la acusación de un comité de su propia diócesis que le culpa de haber causado pérdidas por un valor de 13 millones de dólares a las arcas eclesiales tras un oscuro proceso de ventas de inmuebles y tierras. Un caso que, además de hacerlo llegar a Roma por parte de su propia comunidad diocesana, está en manos de la Justicia civil.