Misa de 10 en la parroquia San Francisco de Asís de Cullera. El sacerdote aprovecha la homilía para criticar el uso partidista de la Memoria Histórica: “Ahora pretende ganar quien perdió la guerra”. Una mención que no fue bien vista por algunos feligreses. Entre ellos, Antonio Giménez, vecino que acude con regularidad a la parroquia. Como relata a Levante, al finalizar la misa se dirigió a la sacristía para recriminarle sus palabras. Una crítica que, según el citado medio, el párroco no encajó de buen grado.
Giménez, que considera que utilizar el púlpito para hacer comentarios políticos está fuera de lugar, quiso hacérselo saber al sacerdote, que se justificó diciendo que “la Iglesia tiene muchos mártires de la guerra” y últimamente “se están derribando demasiadas cruces con la excusa de la memoria histórica”. Una discusión que concluyó con la ‘invitación’ del sacerdote a que abandonara la parroquia.
El feligrés le rebatió: “Los cristianos hemos de defender y proclamar el mandato de Cristo mediante hechos y obras que sean ejemplo de ello, un mandato al que intenta acercarse, aunque tímidamente, el papa Francisco”. Ante esta afirmación, según Giménez, el sacerdote le recomendó que leyese a otros papas y le sugirió igualmente que escuchase las homilías del cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares. El devoto puntualizó que prefería escuchar las del anterior arzobispo, Carlos Osoro. Un comentario que no gustó al sacerdote, porque no tolera “que se cuestione a su arzobispo”.
El arzobispo de Washington, Donald Wuerl, ha escrito una carta a su clero para comunicarles que tiene intención de reunirse con el Papa pronto para formalizar su renuncia. Y es que, según sus palabras –recogidas por CRUX–, su futuro papel en la diócesis es “un aspecto esencial para que esta Iglesia que todos amamos pueda avanzar”. El cardenal pidió su renuncia en 2015, al haber cumplido los 75 años, pero Francisco no la ha aceptado aún.
Las llamadas para que el papa Francisco acepte la renuncia de Wuerl han sido frecuentes en estos últimos meses, desde que, en junio, su predecesor, Theodore McCarrick, fue acusado públicamente de abusos. Algunos fieles se preguntan si el cardenal tenía conocimiento de la mala conducta de McCarrick, una acusación que Wuerl siempre ha negado.
La portavoz de la Archidiócesis de Washington, Ed McFadden, dijo a CNA que la carta de Wuerl es “evidencia de un proceso de discernimiento serio y constructivo por el que pasó el cardenal, y un agradecimiento a los sacerdotes por su apoyo y participación para ayudarlo”. “Entiende la necesidad de la sanación –añadió–, y, sin duda, quiere ser parte y no dañar a la Iglesia, a la que ama”.
Ladrones armados acabaron el pasado lunes, 10 de septiembre, con la vida del joven sacerdote Jude Egbom. El párroco de la iglesia de San Patricio, en Amucha (Nigeria), fue asesinado cuando regresaba a la parroquia. Se trata del cuarto sacerdote asesinado en lo que va de año.
“El tiroteo fue tan intenso que el sacerdote recibió varios balazos. Murió en el lugar, antes de que se pudiera hacer algo para salvar su vida”, dice un feligrés que prefiere mantenerse en el anonimato a Vanguard.
La policía ha confirmado la noticia. De hecho, han relatado que recibieron una llamada de auxilio pero no pudieron hacer nada por salvar su vida. Asimismo, fuentes policiales indican que están investigando el caso para encontrar a los culpables. Afirman que pronto se harán público los resultados de las investigaciones. Del mismo modo, piden a la ciudadanía que informen con prontitud de movimientos sospechosos para que la policía pueda actuar de inmediato.