Los obispos trabajan en medidas preventivas y de atención a las víctimas de abusos sexuales
Con una cierta “sorpresa” han sido acogidas en sectores de la Iglesia española las declaraciones difundidas por la agencia Servimedia a finales de agosto en las que el jesuita Hans Zöllner aseguraba, en lo que parecía un aviso a navegantes: “Estoy convencido de que el Episcopado español debería empeñarse con mucha fuerza y convicción en esta lucha contra los abusos, porque, como hemos visto en otros países, si no estamos trabajando proactivamente, llegará un cierto punto en que saldrán casos a la opinión pública y en los medios, y no estaremos preparados”.
Por boca del secretario de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, Jesús Pulido Arriero, se reivindica que el trabajo que se viene realizando en España en este sentido está en la línea demandada por el Papa al conjunto de las conferencias episcopales: “La Iglesia en el mundo está empeñada en la máxima transparencia y necesita purificar los pecados del pasado”.
“El mismo Papa –apunta a esta revista el sacerdote– ha pedido que se denuncie con valentía, porque, incluso aunque hubieran prescrito las responsabilidades, las heridas nunca van a desaparecer –como se señala en su Carta al Pueblo de Dios–. En España, gracias a Dios, no podemos decir que se haya declarado una ‘plaga’ con redes o grupos organizados, y para estos temas la tolerancia solo puede ser cero”.
“La Iglesia en España –añade el secretario– mira sobre todo al futuro adoptando medidas preventivas, en plena sintonía con la Santa Sede, para que no se vuelvan a repetir estas horrendas acciones. Es inevitable reflexionar sobre las causas que han llevado a algunos de sus miembros más cualificados a cometer esos delitos. El mismo papa Francisco ha apuntado al clericalismo, que favorece posiciones de dominio y de prevalimiento. Es natural que la nueva Ratio para la formación de los futuros sacerdotes y los planes de formación de las diócesis aborden esta cuestión en algún sentido”.