“Pablo VI hizo una llamada a refundar de nuevo la Iglesia ante la nueva cultura. Todavía no hemos percibido del todo las implicaciones de esta idea de Pablo VI. Ha sido el gran reformador de todos los Papas moderno. Eliminó la silla gestatoria y la tiara, estableció el sínodo de los obispos, estableció el ministerio itinerante con sus viajes”.
Estas fueron algunas de las reflexiones lanzadas por el cardenal Fernando Sebastián durante la mesa redonda ‘Pablo VI, memoria y reconciliación’ conducida por Teresa Compte, en la que participó junto a la presidenta del Movimiento por la Paz y del Comisionado de la Memoria Histórica del Ayuntamiento de Madrid, Francisca Sauquillo, y el historiador de la Iglesia, Juan Mari Laboa. Con este acto, tuvo lugar la puesta de largo del Centro de Pensamiento Pablo VI, promovido por la Fundación que lleva su nombre para recuperar la figura del Papa que en breve será canonizado por Francisco.
“Pablo VI es el Papa de mi vida”, confesó el cardenal Fernando Sebastián. Para el arzobispo emérito de Milán, “podemos reconocerlo como el primer Papa moderno, y me atrevería a decir, poco clerical, era capaz de hablar objetivamente, de perfilar, matizar cualquier tema”. “Sigue siendo maestro en la piedad y en la devoción, en la sobriedad y la sencillez, en el respeto a la sociedad secular, en la misión. Nos ayudó a acercarnos al mundo contemporáneo con comprensión y respeto, valorando la vocación secular del hombre”, apuntó el purpurado.
“Se dio cuenta de la que la Iglesia tenía que migrar de la vieja cultura para instalarse en la nueva cultura de la técnica, de la libertad, de la comunicación, de la universalidad”, señaló, para coronar a Montini como “el Papa del Concilio”, si bien este fue convocado por Juan XXIII. “En el Vaticano II, abrió el camino en temas que hoy nos parecen familiares pero que entonces fueron dolorosos, como la colegialidad, el ecumenismo, la libertad religiosa con un decreto que nunca fue comprendido en España…”, apuntó.
A partir de ahí, presentó a Montini como “un amigo incomprendido de España y la entendió mejor que muchos españoles. Ayudó extraordinariamente a abordar la Transición democrática. Sin la apuesta de la Iglesia por la democracia hubiera sido difícil una Transición pacífica y sin el apoyo de Pablo VI no podría hacer lo que hizo durante la Transición”. Así, recordó el indispensable binomio Tarancón-Dadaglio y aterrizó en dos hechos concretos en los que intervino directamente.
Así, en un consistorio cardenalicio, hizo una referencia directa a España “instando a los obispos para que se acercaran a los sacerdotes en atención”. Por otro lado, ante la denuncia de la Asamblea Conjunta como portadora de cinco herejías, Fernando Sebastián apuntó que “le encargó a Tarancón que le dijera a los obispos que tenían la confianza del Papa”.
“La ‘Humanae Vitae’ casi le cuesta la vida”, sentenció además Sebastián sobre este documento “que fue interpretada como una encíclica de prohibición, cuando en el ánimo de Pablo VI no estaba prohibir la píldora, sino poner en valor la fuerza del amor conyugal”.
“Aunque no le conocí personalmente, sí soy consciente del papel que jugó Pablo VI para apoyar a determinados movimientos como la JOC o la HOAC frente a la dictadura”, desveló Francisca Sauquillo, que destacó el papel del embajador Joaquín Ruiz-Giménez. Además, hizo hincapié en el hecho de que Franco le impidiera que viniera a España y en cómo el Papa Montini “intervino para que no se ejecutase a los últimos ejecutados de la dictadura”. “Aquella noche llamó de forma insistente a Franco y no quiso cogerle el teléfono”, desveló.
“Hizo por España muchísimo más de lo que pensamos y se conoce. La gente joven no sabe lo que hizo en el ámbito democrático y social”, reivindicó Sauquillo, a la vez que dijo que “en España no se ha superado el conflicto de la Guerra Civil. Algunos no reconocen lo que pasó y ponen en duda hechos objetivos”. “Gracias a Pablo VI, aprendimos que los no creyentes no eran personas a combatir. Tenía claro que la Iglesia tenía que jugar un papel de diálogo y de respaldo a la Transición”, concluyó.
“Sin Juan XXIII no habría habido Concilio, pero tampoco habría existido Pablo VI. Sin Montini no habría un Concilio bien terminado”, rubricó en su intervención Juan Mari Laboa. “Montini nace en una familia que entiende que la sociedad no tenía que estar política, su familia era antifascista y democrática. Y eso se le notaba”, relató el historiador que recordó que se le tildaba como “demócrata cristiano, cuando este apelativo se consideraba como ser enemigo dentro de casa”.
A partir de ahí, el sacerdote se preguntó: “¿Por qué Montini es tan mal visto en España?”. “Los obispos españoles llegaron a decir que había que defender al Papa de sí mismo. Pablo VI les hizo saber que la libertad de conciencia saldrá bien”, comentó.
Aterrizando la figura de Montini a la actualidad, Laboa dejó caer que “Tarancón no era Suquía ni Rouco. Ni Pablo VI fue Juan Pablo II”. Y añadió: “¿Quiénes rechazaban a Pablo VI? Los que rechazaban el Concilio. ¿Quiénes rechazan a Francisco? Los que rechazan el Concilio. El integrismo español está con una constancia admirable rechazando el Concilio”. De la misma manera, también reconoció la existencia de un “anticlericalismo intelectual que vive con un anacranismo llamativo”.
“Me surge otra pregunta: ¿Quiénes rechazan el Concilio? Los que quiere una Iglesia politizada y cautiva, generalmente en la derecha, en el Antiguo Régimen. Tienen miedo a una Iglesia que salga al campo ella solita sin ninguna tutela y proclamando su Evangelio en medio de la sociedad. Pablo VI y Francisco quieren una Iglesia libre y evangélica en una sociedad libre”, apostilló Sebastián que lamentó que “hace veinte años la Iglesia tenía más diálogo con los no creyentes que ahora, tenemos que potenciar esa vía y ellos tienen que descubrir el gran tesoro humanista, no de la Iglesia, sino de Jesús. No hablemos tanto de la Iglesia, sino de Jesús como patrimonio de la humanidad. ¿Quién no queda cautivado ante la persona de Jesús?”.
El presidente de la Fundación Pablo VI, Ginés García Beltrán, abrió el encuentro buscando los paralelismos entre Montini y Bergoglio. “Crear puentes, nunca muros es una expresión constante en ambos”, destacó el también obispo de Getafe, convencido de que “el Papa Montini nos muestra un mundo mejor, a través de la aplicación del Concilio”. “Pablo VI es, sin duda, un personaje de la Historia. Pronto le veremos santo”, aseveró García Beltrán.