El cardenal brasileño Claudio Hummes, presidente de la Comisión Episcopal brasileña para la Amazonía y de la Red Eclesial Panamazónica (Repam), ha presentado en Berlín un informe sobre la alarmante situación de los derechos humanos de la población indígena amazónica.
“He visitado toda la zona amazónica, las 38 diócesis. Allí encontré gente sumida en absoluta pobreza y abandono. Y puedo dar testimonio de lo que dijo el Papa, si nada cambia, esas personas no tendrán oportunidad de sobrevivir y entonces también la naturaleza será destruida por completo”, declaró Hummes.
Estados y multinacionales “atentan contra derechos humanos fundamentales. Se persigue el máximo beneficio económico. Las personas no importan nada y tampoco el medio ambiente importa”.
El próximo año se celebrará el Sínodo de la Amazonía, “debemos preguntarnos qué Iglesia queremos para la región amazónica. Queremos una Iglesia con un perfil indígena y necesitamos una forma diferente de clero, planteando la pregunta acerca de la obligación del celibato. Y la cuestión de la naturaleza y la preservación de la creación es parte existencial de esa Iglesia”, señaló el prelado brasileño.
El obispo de Tombura-Yambio y presidente de la Conferencia Episcopal que reúne a los obispos de Sudán y Sudán del Sur, Barani Eduardo Hiiboro Kussala, ha escrito un mensaje en el que dice que “mientras estábamos en Roma, reunidos con el Santo Padre, los líderes políticos sudsudaneses firmaron el documento final de los acuerdos por la paz. Algo que se puede definir casi como un milagro en sentido espiritual”.
“El Santo Padre, desde el día en el que estalló una de las guerras más largas e insensatas no ha dejado nunca de rezar, de lanzar llamamientos y de trabajar para poner fin al conflicto en Sudán del Sur. Si el acuerdo de paz ha sido firmado mientras estábamos bajo su amor paterno, podemos decir que es un milagro”, continúa el obispo, refiriéndose a los avances producidos mientras tenía lugar su visita ad limina.
En su mensaje, Hiiboro Kussala expresa su reconocimiento hacia las partes sudsudanesas y a los líderes regionales reunidos de Sudán, Uganda, Kenia y Etiopía, que han hecho de intermediarios para alcanzar el acuerdo. Y no olvida los problemas que quedan por solventar: “Pedimos a todas las partes que no usen un lenguaje incendiario e intimidatorio, deberían demostrar con sus acciones y con las palabras que se comprometen por la paz”.
“La Iglesia considera a todos, independientemente de su orientación sexual, con el mismo respeto. Sentimos las luchas y los sufrimientos de aquellos que, sintiéndose atraídos por personas del mismo sexo, aman sinceramente a Dios y desean vivir de acuerdo con su plan divino para la humanidad. Merecen ser amados y tratados con dignidad y respeto”. Estas palabras aparecen en la carta pastoral del arzobispo de Singapur, Goh William, haciendo frente al debate que hay en el país sobre la posible derogación del artículo 377 del Código Penal, que establece sanciones penales para la relación homosexual entre adultos.
El arzobispo aclara que una posible intervención del legislador no solo se tiene que “limitar a eliminar las sanciones penales contra los homosexuales”, sino también a “garantizar la protección de la familia tradicional”. Y añade que la despenalización no dé lugar a “peticiones para legalizar uniones homosexuales, permitiendo la adopción de niños en parejas del mismo sexo o madres de alquiler”.