Los asistentes a la Conferencia Mundial sobre xenofobia, racismo y nacionalismo populista en el contexto de las migraciones mundiales han sido recibidos en audiencia por el Papa. Las jornadas, que han durado 3 días, estaban promovidas por el Departamento para el Servicio al Desarrollo Humano Integral y por el Consejo Mundial de Iglesias, en colaboración con el Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos.
Tras las palabras de saludo del cardenal Turkson, Francisco se ha dirigido a los participantes, entre los que se encontraban representantes de la sociedad civil, del mundo académico y religiosos: “Vivimos en tiempos en los que parecen volver a tomar vida y propagarse sentimientos que para muchos se habían superado. Y estos sentimientos inspiran con frecuencia actos de intolerancia, discriminación o exclusión, que atentan gravemente contra la dignidad de las personas afectadas y sus derechos fundamentales, incluido el derecho a la vida misma y a la integridad física y moral”.
Algunas de las actuales posiciones de los políticos también han sido criticadas por el Papa: “Desafortunadamente, también sucede que en el mundo de la política se cede a la tentación de explotar los temores o las dificultades objetivas de algunos grupos y de usar promesas ilusorias para intereses electorales miopes”.
En la Conferencia se ha reflexionado sobre el fenómeno de la xenofobia y el populismo en la sociedad actual, con especial referencia a la migración y la crisis de los refugiados. Graves fenómenos que no pueden dejarnos indiferentes: “Todos estamos llamados a cultivar y promover el respeto de la dignidad inherente a toda persona humana, empezando por la familia, pero también en los diversos contextos sociales en los que operamos”.
Y Francisco ha mencionado con detalle a los formadores y educadores, que “el respeto de cada persona humana se enseñe en la escuela, la universidad y otros lugares de formación, a pesar de las diferencias físicas y culturales que lo distinguen”.
La responsabilidad de los medios de comunicación ha sido destacada en las palabras del Pontífice “en un mundo en el que el acceso a las herramientas de información y comunicación está cada vez más extendido, una responsabilidad particular recae sobre aquellos que trabajan en el mundo de las comunicaciones sociales, quienes tienen el deber de ponerse al servicio de la verdad y difundir información al tener que cuidar de fomentar la cultura de encuentro y apertura hacia el otro, en el respeto mutuo por la diversidad”.
Pero ha sido especialmente crítico con “aquellos que obtienen un beneficio económico del clima de desconfianza en el extranjero, en el que la irregularidad o ilegalidad de la estancia favorece y alimenta un sistema de precariedad y explotación, llegando a la esclavitud. Esos deben de hacer un profundo examen de conciencia porque algún día tendrán que dar cuenta ante Dios de las decisiones que han tomado”.
También recalcó qu los líderes de toda las religiones tienen la misión de “difundir entre sus fieles los principios y valores éticos grabados por Dios en el corazón humano, conocidos como ley moral natural. Tienen que inspirar acciones que ayuden a construir sociedades basadas en el principio de la sacralidad de la vida humana y del respeto por la dignidad de cada persona”, frente a la difusión de nuevas formas de xenofobia y racismo.