Francisco ha recibido hoy, 21 de septiembre, en audiencia al cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, y a varios miembros y sacerdotes de la archidiócesis, a los que ha querido agradecer en persona la “acogida, testimonio y ejemplo que dio la ciudad en la ayuda a los inmigrantes”.
“Permaneced libres de toda mundanidad, esta nos envenena y aleja de Dios y de nuestros hermanos, haciéndonos esclavos”, ha dicho el Santo Padre a los asistentes. Y les ha cuestionado: “¿Cuáles son nuestras verdaderas riquezas? ¿Dónde tenemos puesto el corazón? ¿Cómo buscamos colmar nuestro vacío interior? Respondan en su interior y pongan los medios para que siempre se reconozcan pobres de Cristo, necesitados de su misericordia, para dar testimonio ante el mundo de Jesús”.
“Ser hombres de oración”
El Pontífice ha tenido presente la figura de san Vicente Ferrer, por quien se celebrará en 2019 un año jubilar, y ha exhortado a los sacerdotes presentes a “ser hombres de oración, obedientes y libres en Cristo”, como enseñara el santo dominico.
Bergoglio, dirigiéndose de nuevo a los sacerdotes, recordó las tres propuestas del santo a los clérigos para conservar la amistad y la unión con Jesucristo. En primer lugar que son “hombres de oración porque la vida interior del sacerdote repercute en toda la Iglesia, empezando por sus fieles. Rezar es la primera tarea del obispo y del sacerdote”.
La segunda, la obediencia para predicar el Evangelio a toda criatura, “los sacerdotes que el Señor llama al ministerio son sus testigos ante el mundo”. Y el Papa ha añadido: “Supone una gran responsabilidad, pues conlleva preparación y actualización de lo aprendido y asumido”.
El último aspecto fue el de la unión con Cristo: “El sacerdote es libre en cuanto está unido a Cristo, y de Él obtiene la fuerza para salir al encuentro de los demás”, dijo el Papa y puntualizó: “Hay que salir al encuentro del hermano, inclusive desde el despacho de la Curia”.