Las ciudades de Vilna, Kaunas, Riga y Tallin recibirán al papa Francisco entre el 22 y el 25 de septiembre, 25 años después de recibir la visita de Juan Pablo II. Localidades principales de los llamados, en sentido estricto, países bálticos: Lituania, Letonia y Estonia. Tres repúblicas de inmediato pasado soviético pero con diferentes tradiciones culturales a lo largo de su historia.
Desde Vilma, la capital de Lituania, Francisco se desplazará a diferentes lugares para visitar algunos santuarios señeros, celebrar la misa con los fieles, saludar a las autoridades civiles y religiosas, visitar algunos monumentos significativos o participar en diferentes encuentros ecuménicos.
1. La periferia de Europa y de Rusia
Geográficamente, las tres repúblicas han sido consideradas un extremo de Rusia, de Europa Orientas o incluso de los países escandinavos –con los que siempre han mantenido una importante relación a través de los puertos marítimos–. El pueblo lituano, ya dentro de la Unión Europea, es el que más vigorosamente ha recuperado su identidad cultural propia tras una historia marcada por la continua anexión por parte de Polonia, Alemania o la URSS.
Letonia, un país lleno de bosques e increíbles llanuras naturales, también ha sufrido la luchas territoriales de alemanes o soviéticos. Mientras que Estonia, con cercanía a la cultura finesa y cierta simpatía hacia Alemania, tiene también una gran reserva de humedales pero ha optado por se el país “más tecnológico” del mundo. De hecho, la invención del ‘Skype’ es un orgullo de los informáticos estonios.
2. Tres comunidades cristianas peculiares
Aunque la cercanía étnica y lingüística entre Lituania y los países nórdicos es muy grande, el país ha mantenido la tradición católica frente al luteranismo de Suecia y Finlandia. Es la que tiene mayor desarrollo económico de las tres repúblicas y de todos los países que conformaban la Unión Soviética. Tanto es así que, su sistema educativo está muy bien considerado. Según los últimos datos, los católicos representan un 77% de la población actual –hace un siglo eran un 85,7–. La catedral del Vilma es el corazón de la vida espiritual lituana que encuentra, en los siglos XIV y XV, su gran auge con la apertura de un momento de cristianización, en parte influida por su cercanía con Polonia.
En cambio, en Letonia el luteranismo era la religión con mayor presencia hasta la ocupación soviética. Aunque en las últimas décadas ha ido creciendo la Iglesia ortodoxa vinculada al patriarcado de Moscú. Francisco visitará el Santuario de la Madre de Dios de Aglona, de referencia para los católicos, y participará en una ofrenda floral en el Monumento a la Libertad, levantado en honor de los soldados que perdieron su vida durante la Guerra de la Independencia de Letonia.
Estonia, por su parte, ni siquiera conforma una diócesis, cuenta con un administrador apostólico. Los católicos –la tradición más fuerte es la luterana con alguna presencia de la Iglesia ortodoxa rusa– son unos 50.000 en un país que tiene 1.300.000 habitantes y en el que el 75% de la población se declara abiertamente no creyente.
3. El ecumenismo
El programa incluye un encuentro ecuménico en la catedral luterana del Riga durante la mañana del lunes 24 y uno con los jóvenes, también con este trasfondo, en la “Kaarli Lutheran Church” en Estonia. Precisamente en este encuentro formularán sus preguntas al pontífice un joven católico y otro luterano.
Abierto al diálogo, Francisco visitará el ghetto de Vilna el mismo día en que se cumplen 75 años de la llegada de las tropas nazis para destruir el barrio judío e iniciar las deportaciones a campos de concentración de los hebreos. Precisamente esta coincidencia de fechas ha provocado este homenaje y momento de oración silenciosa que se ha incorporado recientemente al programa inicial.
4. La memoria de los mártires
El camino democrático que las tres repúblicas han vivido en las últimas décadas no olvida los sufrimientos y persecuciones vividas por las confesiones religiosas –mayoritarias o minoritarias– durante la dominación soviética. En este despertar del ateísmo del materialismo económico se produjo la visita de Juan Pablo II. Ahora, con Francisco, las iglesias locales recibirán el aliento sin olvidar quienes, muchas veces a través de la devoción popular, mantuvieron encendida la llama de la fe.
Precisamente, el Papa visitará en Vilna el Museo de la Ocupación y la Lucha por la Libertad. Un edificio que en tiempos fue el cuartel de la KGB en el que fueron torturados y martirizados numerosos sacerdotes y obispos católicos y luteranos. Francisco se hará presente en museos similares y monumentos en cada uno de los países.
5. Sed de libertad
Francisco ha querido resaltar el centenario de la independencia de estos tres países tras fraguar los movimientos nacionalistas que se generaron en cada una de ella en el siglo XIX. En un vídeo presentado en estos días, el Papa recuerda que su presencia servirá para honrar “naturalmente a todos aquellos cuyos sacrificios en el pasado han hecho posibles las libertades del presente”.
En este sentido, continúa el pontífice, “la libertad, como sabemos, es un tesoro que debe ser constantemente preservado y transmitido, como un legado precioso, a las nuevas generaciones”. Y continúa: “En tiempos de oscuridad, violencia y persecución, la llama de la libertad no se apaga, sino que inspira la esperanza de un futuro en el que, la dignidad dada por Dios a cada persona, sea respetada y todos nos sintamos llamados a colaborar en la construcción de una sociedad justa y fraterna”.