“Hemos construido demasiadas fortalezas en nuestro pasado, pero hoy sentimos la necesidad de mirarnos a la cara y reconocernos como hermanos, de caminar juntos descubriendo y experimentando con alegría y paz el valor de la fraternidad”. El papa Francisco echó mano de su exhortación apostólica Evangelii Gaudium en la oración del tercer misterio del Rosario que dirigió este sábado 22 de septiembre durante su visita al santuario de la Madre de la Misericordia de Vilnus. La capital lituana es la primera etapa de su viaje por las repúblicas bálticas, que continuará en Letonia y Estonia, desde donde regresará a Roma el próximo martes.
Después de reunirse con las autoridades en el Palacio Presidencial de Vilnus y de almorzar en la sede de la nunciatura apostólica, el Pontífice acudió a este santuario que se encuentra sobre una de las antiguas puertas de acceso a la ciudad. Allí fue recibido por unas 2.000 personas, entre las que había un grupo de huérfanos y sus familias de adopción. Tras saludarles, Jorge Mario Bergoglio se dirigió a la capilla, donde habló de los niños y familias “con las llagas sangrando” y destacó que éstas “claman para que nosotros les acerquemos la sanadora luz de la caridad”. Es la caridad, subrayó el Papa, “la llave que nos abre la puerta del cielo”.
Francisco explicó que son muchos y de diverso origen y religión los que visitan cada día el santuario de la Madre de la Misericordia de Vilna y celebró la “fluidez” de las comunicaciones y la “libertad de circulación” que existen hoy entre mucho países. “Qué bueno sería que a esta facilidad para movernos de un lugar a otro se le sumara también la facilidad para establecer puntos de encuentro y solidaridad entre todos”, deseó a continuación, de modo que circularan también los “dones que gratuitamente hemos recibido”. Se conseguiría así “salir de nosotros mismos y darnos a los demás, acogiendo a su vez la presencia y la diversidad de los otros como un regalo y una riqueza en nuestras vidas”.
Una vez concluida su visita al santuario de la Madre de la Misericordia, Francisco se dirigió en papamóvil hasta la plaza de la catedral de Vilna, donde le esperaban miles de fieles para participar en un encuentro con él.