Una gran irritación social en México causó esta semana el tema de los ‘traileres de la muerte’, llamados así por la gente, luego de que se supo en los medios de comunicación de un tráiler de refrigeración, que desde el 2016 trasladaba 157 cadáveres de un municipio a otro en el estado de Jalisco debido a la falta de capacidad del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) para resguardarlos en tanto no sean reclamados por sus familiares.
La sociedad aún no salía de su asombro cuando el ex titular del IJCF, Luis Octavio Cotero, informó que esa caja de tráiler no era la única, sino que había otra con más cadáveres en las instalaciones del instituto, sumando un total de 300 cuerpos.
Como era de esperarse, la Iglesia se unió a esta indignación generalizada, por lo que este viernes el cardenal Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara, emitió un pronunciamiento para dejar en claro que la dignidad de todo individuo no se pierde, ni aún después de la muerte, por lo que los restos humanos exigen el respeto debido a quien en vida fue una persona, “imagen y semejanza de Dios”.
El también Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano afirmó que estos acontecimientos ponen en evidencia un proceso de deshumanización lamentable y gradual en la sociedad mexicana, “y son, al mismo tiempo, una manifestación de la violencia desatada en la que vivimos, y que nos hace deducir que las instituciones de gobierno han sido rebasadas”.
Desaliento de familiares
El cardenal Francisco Robles lamentó la actuación de las autoridades, pues considera que con la falta de cuidado y atención hacia los cuerpos que no han sido identificados, crece el desaliento de las personas que esperan encontrar a sus seres queridos.
“Por razones sociales, humanitarias, religiosas y de salud pública, es urgente seguir los procedimientos adecuados para obtener y archivar cuidadosamente la información genética que pueda llevar en el futuro a la identificación de los restos de quienes ahora permanecen en el anonimato”, dijo.
El Arzobispo de Guadalajara hizo un un llamado “al debido respeto y honorabilidad por los seres humanos en cualquiera de sus circunstancias, desde el más vulnerable e indefenso hasta el más desconocido e ignorado. Cualquier hálito de existencia humana es muestra de la bondad del Creador”, concluyó.