Europa

El 60% de los sacerdotes abusadores alemanes no han recibido ningún castigo

  • La Conferencia Episcopal alemana presenta el estudio encargado a varios profesores universitarios sobre los abusos sexuales cometidos por sacerdotes del país durante 68 años
  • El cardenal Marx sentencia: “El abuso sexual es un delito. Aquellos que son culpables deben ser castigados”





La Conferencia Episcopal Alemana ha dado a conocer el estudio encargado a las universidades de Mannheim, Heidelberg y Giessen sobre el tema del abuso sexual a menores y personas vulnerables dentro de la Iglesia católica en Alemania desde 1946 hasta 2014.

Las 27 diócesis del país han sido investigadas, como informó el cardenal Reinhard Marx y el obispo encargado de Asuntos de Abusos Sexuales de la Conferencia Episcopal, Stephan Ackermann.

Abuso de poder

“El abuso sexual es también, sobre todo abuso de poder”, concluye el estudio que duró casi 4 años y arroja datos escalofriantes como 3.677 menores abusados ​​durante 68 años por 1.670 sacerdotes, diáconos y miembros de órdenes religiosas. El 62,8% de las víctimas son hombres y tres cuartas partes de las víctimas tenían una relación religiosa o pastoral con el acusado. Además, uno de cada seis abusos fueron violaciones.

Alarmante resulta también que el estudio registra muy pocas sanciones de naturaleza eclesial contra el acusado, alrededor del 60% de los sacerdotes abusadores no tuvieron castigo, simplemente fueron trasladados a otras parroquias una vez que fueron descubiertos y sus nuevas  comunidades nunca fueron informadas de los crímenes previos del sacerdote.

Y probablemente la cantidad total de casos de abuso sea mucho mayor, puesto que los investigadores no tuvieron acceso a otras instituciones católicas, como escuelas u hogares infantiles.

“Existe una clara prevalencia de víctimas masculinas”, concluyen los investigadores y añaden que “se podría hablar de explicaciones y actitudes ambivalentes de la moral sexual católica hacia la homosexualidad y el significado del celibato. La obligación de una vida célibe podría parecer a resolver sus problemas psicológicos a los seminaristas inclinados a negar sus tendencias homosexuales, ya que también ofrece la posibilidad de una convivencia estrecha exclusivamente con los hombres, al menos en el seminario”.

Otra de las explicaciones sobre la mayoría de abusos cometidos en niños que ofrece el informe es “la compleja interacción de inmadurez sexual, de las posibles tendencias homosexuales latentes negadas y rechazadas en un entorno también manifiestamente homófobo. Pero ni la homosexualidad ni el celibato son en sí mismos causas de abuso sexual infantil”.

Los resultados del estudio demuestran claramente que el abuso sexual de menores por parte de sacerdotes de la Iglesia católica no se debe a la mala conducta de los individuos, sino que se centra en las características estructurales de riesgo dentro de la Iglesia católica, “que favorecen abuso sexual de menores o hacer su prevención más difícil”.

“Es un delito”

Por su parte, Marx, afirmó que “el abuso sexual es un delito. Aquellos que son culpables deben ser castigados. Durante demasiado tiempo, la Iglesia ha negado el abuso, se ha alejado y lo ha mantenido oculto”.

Con un tono más contundente, Marx sentenció: “Pido perdón por todo el dolor. Me da vergüenza por la confianza destruida por las autoridades de la Iglesia y siento vergüenza por los que han mirado a otro lado ¡Las víctimas tienen derecho a la justicia!”.

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