Durante casi una hora, el papa Francisco atendió las preguntas de los periodistas acreditados a bordo del vuelo papal. Bergoglio ha querido poner de manifiesto que le ha impresionado la historia de los países bálticos, llena de “invasiones, dictaduras, crímenes, deportaciones”. Se mostró particularmente impresionado por las visitas a lo lugares que recuerdan esa represión de presos políticos y religiosos. “Me ha dejado roto y me ha hecho pensar sobre la crueldad”, y el Papa ha clamado que esta sigue presente hoy en cárceles y centros de detención que “no proporcionan la salida de la esperanza al detenido” o en los actos terroristas como los del Isis. “La crueldad no se ha acabado y esto es un gran escándalo de nuestra cultura y nuestra sociedad”,sentenció.
Esta actitud también se ha manifestado “en el odio a la religión, a todas las religiones”, ejemplificando con las deportaciones en Siberia. Por eso ha afirmado que “la fe de estos países es grande, porque nace del martirio”. Una experiencia de fe que ha hecho crecer “una vida ecuménica que no hay en otros países de esta manera tan generalizada” y que se ha transmitido, la fe y la cultura propia, a través de los abuelos a pesar de las prohibiciones externas y las persecuciones –“un fenómeno para estudiar”, sugirió–.
Tres países en cuatro días de los que el pontífice ha alabado sus esfuerzos para entrar en la Unión Europea, tras una historia en la que como “puente entre el oriente y occidente” han sufrido invasiones desde la Alemania nazi a las tropas soviéticas. “Ser puente exige fortaleza en la pertenencia y en la propia identidad”, y a este partido “hay que salir a jugarlo cada día” para ahuyentar el fantasma de las invasiones del pasado.
Resaltando la conservación de la identidad y la integración, afirmó que la suya es “una identidad hecha en el sufrimiento, en la defensa, el trabajo y la cultura”, y animó a defenderla recordando las propias “raíces” que deben “ser transmitidas” a las nuevas generaciones como sentido de “pertenencia a un pueblo”. También sobre este viaje resaltó las políticas migratorias de “apertura” y de “universalidad” que han mostrados los dirigentes políticos. Una “apertura prudente y bien pensada” que le “ha llegado al corazón” al Papa, señaló recordando que no es un tema fácil.
En este sentido, sobre el comercio de armas, el pontífice denunció que los gastos mundiales en armamento son “escandalosos”. “Me han dicho que con lo que se gasta en armas en un mes se podría dar de comer a todos los hambrientos del mundo durante un año, no se si es verdad pero es terrible”, lamentó aunque se consideró defensor de que los países tengan “un razonable y no agresivo ejército para la defensa”.
Más allá del viaje, Francisco fue preguntado sobre la cuestión de los abusos sexuales de sacerdotes. Reiteró que más allá de las estadísticas, un solo abusador sería algo “monstruoso” ya que “debe llevar a los niños a Dios y nos destruirlos”. Y ante las acusaciones de que la Iglesia no hace las cosas bien, el Papa destacó que el informe de Pensilvania refleja cómo los casos han disminuido en los últimos años, porque “la Iglesia se ha dado cuenta de que debía luchas de otra manera”.
En este sentido, Bergoglio ha ejemplificado como estos dramas también se ocultaban en el pasado en el seno familiar para evitar la vergüenza, era “la hermenéutica de la época” y no superponiendo la sensibilidad actual. También el Papa ha citado cómo en temas como el indigenismo o la pena de muerte ha cambiado la posición de la Iglesia porque “la conciencia moral crece”. “Jamás he firmado una petición de gracia tras la condena” de un sacerdote por la Doctrina de la fe, ha reiterado sobre los posibles indultos. “Esto no es negociable”, sentenció.
Respondiendo a la pregunta del enviado especial de Vida Nueva, Francisco ha valorado el acuerdo provisional de la Santa Sede con China. Un “proceso que lleva años” –de forma inmediata 10 años– y en el que el grupo Vaticano ha tenido “mucha paciencia”, recalcó recordando algunos de los participantes de este acuerdo. Pero “cuando se firma un acuerdo ambas partes pierden algo, es de ley” pero “se va adelante”, algo muy complicado en este caso ya que, bromeó, “el tiempo de Dios se parece al tiempo chino, pasa lentamente” pero así “es la sabiduría de China”.
El Pontífice confirmó que los obispos a los que se refiere el acuerdo de la Iglesia patriótica han sido estudiados “caso por caso” y el propio Papa ha firmado cada uno de los dosieres de los prelados. Recordando a los católicos que han sufrido ha señalado que “tienen una gran fe” y confían que “lo que Pedro dice es lo que dice Jesús” porque es “una fe martirial”. “Yo soy el responsable, el acuerdo lo he firmado yo”, recalcó. Un acuerdo que incluye un diálogo sobre los candidatos, pero “los obispos los nombra el Papa”, recalcó.
En este contexto, citando indirectamente el panfleto de Carlo Maria Viganò, el Papa reveló que mientras le llegaban apoyos de todo el mundo, “los fieles chinos me han escrito con la firma de la Iglesia tradicional católica –digámoslo así– y de la Iglesia patriótica, juntos los dos, para mí esto ha sido una señal de Dios”.