Cuatro días después de que la Santa Sede y China firmaran el histórico acuerdo provisional y revisable que desatasca el nombramiento de obispos en el país asiático abriendo así un nuevo horizonte en las relaciones bilaterales, el papa Francisco ha enviado este miércoles 25 de septiembre un mensaje a los católicos chinos en el que explica el pacto y responde a quienes lo han criticado. La carta, que retoma la que escribió Benedicto XVI en 2007, concluye con una invocación a la Virgen para que se haga cargo del “camino de los creyentes en la noble tierra de China”. Estos son los 10 puntos principales del texto.
1.- “Admiración de toda la Iglesia católica”
Francisco reconoce que las negociaciones entre el Vaticano y Pekín han provocado “mucha confusión” y “sentimientos encontrados” entre los fieles locales. “En algunos, surgen dudas y perplejidad; otros, tienen la sensación de que han sido abandonados por la Santa Sede”, dice Jorge Mario Bergoglio, sin ocultar que la desorientación se ha visto acentuada desde que se conoció la firma del acuerdo.
“A través de este mensaje, deseo, sobre todo, aseguraros que cada día os tengo presentes en mi oración además de compartir con vosotros los sentimientos que están en mi corazón”, asegura para tratar de tranquilizar los ánimos. A continuación manifiesta la “admiración de toda la Iglesia católica” por la “fidelidad, constancia en la prueba y arraigada confianza en la Providencia divina” de los fieles chinos, incluso cuando las circunstancias se planteaban “adversas y difíciles”. Estas llevaron a algunos a tener que ofrecer “la propia vida” por lo que pueden considerarse “verdaderos amigos de Dios”, dice Francisco refiriéndose a los mártires chinos.
2.- “Llevar a cabo los fines espirituales y pastorales propios”
Con el reciente acuerdo, fruto de un “largo y complejo diálogo” iniciado por san Juan Pablo II y continuado por Benedicto XVI, la Santa Sede tiene un único objetivo: “llevar a cabo los fines espirituales y pastorales que le son propios”. Para que no haya dudas, el Papa los explica: “sostener y promover el anuncio del Evangelio, así como alcanzar y mantener la plena y visible unidad de la comunidad católica en China”. Reconoce que este camino requerirá “tiempo” y presenta a China como “una tierra llena de grandes oportunidades”.
3.- Petición de “gestos de unidad” a los obispos readmitidos
El ‘nudo gordiano’ del entendimiento entre la Santa Sede y China está en el nombramiento de obispos. La carta considera que era “fundamental” afrontar en primer lugar esta cuestión para conseguir “sostener e impulsar el anuncio del Evangelio en China y restablecer la plena y visible unidad en la Iglesia”.
Francisco ofrece una retrospectiva al recordar la “dolorosa historia” de la Iglesia china por las “profundas tensiones, heridas y divisiones”, polarizadas sobre todo en torno a la figura del obispos. Denuncia que en el pasado se pretendió determinar “la vida interna de las comunidades católicas” al imponer “el control directo más allá de las legítimas competencias del Estado”, lo que propició el nacimiento de una Iglesia clandestina.
El Pontífice critica a los obispos que hirieron “la comunión en la Iglesia” al aceptar ser nombrados por las autoridades civiles sin contar con el apoyo de Roma. Achaca su comportamiento tanto a “debilidad y errores” como a la “fuerte e indebida presión externa” recibida. Pese a ello, el Pontífice apuesta por la reconciliación con los siete prelados ordenados sin mandato pontificio, aunque les pide “gestos concretos y visibles” con los que manifiesten la “restablecida unidad” con la Santa Sede.
4.- Los fieles deben ser “artífices de reconciliación”
Todos los católicos chinos están llamados a convertirse en “artífices de reconciliación” para conseguir que la Iglesia local alcance la unidad. “Con este espíritu, y con las decisiones adoptadas, podemos iniciar un camino inédito, que confiamos en que ayudará a sanar las heridas del pasado, a restablecer la plena comunión de todos los católicos chinos y a abrir una fase de mayor colaboración fraterna”, puede leerse en la misiva.
5.-El pacto será papel mojado sin un “compromiso de renovación”
El reciente acuerdo, aunque sea provisional y revisable, escribe “una nueva página de la Iglesia católica en China”, ya que por primera vez, se contemplan “elementos estables de colaboración” entre las autoridades de Pekín y la Santa Sede. Pese a ello, el pacto será “ineficaz y estéril” si no viene acompañado de un “compromiso profundo de renovación de la conducta personal y del comportamiento eclesial”.
6.- Los católicos chinos deben ser “buenos ciudadanos” y “amar a su patria”
“Que todos los cristianos, sin distinción, hagan ahora gestos de reconciliación y de comunión”, insiste Francisco al invitar a todos los católicos chinos a que permanezcan “unidos” para superar así “las divisiones del pasado que tantos sufrimientos han provocado”. Esta petición va unida a una significativa advertencia: los fieles deben ser también “buenos ciudadanos” y están llamados a “amar totalmente a su patria” sirviéndola “con esfuerzo y honestidad”. Esto no les impide “expresar una palabra crítica” para conseguir construir una “sociedad más justa”.
7.- Los eclesiásticos deben “superar las contradicciones” y volcarse en los fieles
Francisco se dirige en modo particular a los obispos, sacerdotes y consagrados de China al pedirles que superen “las contradicciones del pasado y la búsqueda de intereses personales” y se vuelquen en cambio en la “atención a los fieles”.
8.- Los jóvenes deben “colaborar en la construcción del futuro” de China
La carta tiene palabras especiales para los jóvenes católicos chinos, a los que invita a “colaborar con la construcción del futuro de vuestro país”. Les propone “fraternidad, encuentro, capacidad de diálogo y de perdón, y espíritu de servicio” como los mejores antídotos para superar las muchas “experiencias dolorosas del pasado reciente y de las heridas todavía abiertas”.
9-. La Iglesia universal debe acompañar con “oración y amistad”
El nuevo camino emprendido por los católicos chinos debe ser acompañado por el resto de la Iglesia universal. Francisco pide “oración fervorosa” y “amistad fraterna” con “nuestros hermanos y hermanas” en China.
10.- Propuesta a Pekín de “diálogo sincero y escucha sin prejuicios”
El Papa también tiene palabras para las autoridades de Pekín, a las que se dirige “con respeto” para renovar la invitación a continuar el diálogo “con confianza, valentía y amplitud de miras”. Garantiza que la Santa Sede desea “crecer en la auténtica amistad con el pueblo chino” y dice que ambos Estados pueden actuar “más positivamente” para favorecer “el crecimiento ordenado y armonioso de la comunidad católica en tierra china”. También cita otros ambiciosos objetivos: la promoción del “desarrollo integral de la sociedad”, la “protección del medio ambiente” y la construcción de un futuro “de paz y fraternidad”.
Para alcanzar estas metas propone “un diálogo sincero y una escucha sin prejuicios” y deja claro que la Iglesia en China “no es ajena a la historia china, ni pide ningún privilegio”. Lo que pretende con la negociación es “llegar a una relación basada en el respeto recíproco y en el conocimiento profundo”.