El actor Willy Toledo ha sido procesado por insultar a Dios y a la Virgen María en unos mensajes que publicó en su perfil de Facebook, donde criticaba la apertura de un juicio oral contra tres mujeres por una procesión en la que llevaban un gran vagina por las calles de Sevilla.
El titular del Juzgado de Instrucción número 11 de Madrid señala que las publicaciones “pudieran ser constitutivos de un delito” contra los sentimientos religiosos y se le imputa un delito contra los sentimientos religiosos, contemplado en el artículo 525 del Código Penal, que prevé multas de ocho a doce meses. En los mensajes, el actor escribía: “Yo me cago en dios, y me sobra mierda pa cagarme en el dogma de la santísima y virginidad de la Virgen María”. “Me cago en la Virgen del Pilar y me cago en todo lo que se menea”.
Toledo ha hecho una nueva publicación en su Facebook respecto al auto del instructor: “Habiendo sido pillado por la fiscalía y los implacables Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en plena comisión de mi aberrante e intolerable crimen, el asunto queda de la siguiente manera: si la fiscalía o los denunciantes deciden que mi delito ha de ser llevado a juicio, la democracia borbónica juzgará a un individuo por un delito de blasfemia”.
Desde la Asociación de Abogados Cristianos, su presidenta Polonia Castellanos, ha declarado que “me esperaba esta decisión del magistrado. Creo que el señor Toledo lo ha empeorado bastante, En lugar de intentar mediar una disculpa, ha caído en una reiteración constante del mismo delito con todas sus declaraciones públicas”.
Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Toledo, en su escrito semanal hace un repaso a lo “peculiar” que ha sido el mes de agosto, “lleno de sorpresas, alegrías y sinsabores”. Recordando con alegría la asistencia de casi 300 fieles de la diócesis al Encuentro Mundial de las Familias. “Fueron días donde gozamos de ese don de la familia a la humanidad en multitud de ponencias, mesas redondas, encuentros, culminados con la llegada del Papa, la Fiesta de las Familias y la Misa final. Toda una gracia, que nos ayudó a vivir como Iglesia Católica tantos tesoros que tenemos en común, para nosotros y para todo el mundo”.
Cambiando el tono, Rodríguez Plata recuerda también otros “acontecimientos que nos hicieron sufrir, no directamente, pero sí, en comunión con el Papa, por el tratamiento dado a él”. Y recordando las palabras de Francisco en la ‘Carta al Pueblo de Dios’, del 20 de agosto, señala “Tolerancia cero, pues no cabe en la Iglesia que niños, confiados por sus padres a sacerdotes y educadores católicos, hayan sufrido o sufran esa degradación”.
El arzobispo de Toledo asegura que “su carta no fue entendida y sí fuertemente criticada. Y eso no es justo, y menos justo es que el papa Francisco esté cargando con una cruz muy pesada”.
Por último, el escrito semanal hace referencia a la publicación de acusación contra Francisco que realizó el exnuncio Carlo Maria Viganò, “el documento es indefendible, lleno de manipulaciones y errores, hecho un poco desde el rencor, pero sin aportar pruebas convincentes. Yo lo denominaría un deseo de desestabilizar al Santo Padre y de minar su autoridad moral”.
Nunca antes un obispo chino había podido tomar parte en una asamblea del Colegio Episcopal establecida por Pablo VI en 1965, aunque sí recibieron invitación en 1998 y 2005. Pero tras la firma del Acuerdo entre el Gobierno chino y la Santa Sede sobre el nombramiento de obispos chinos, se ha autorizado la participación de dos representantes del episcopado asiático en el sínodo de octubre sobre juventud, fe y discernimiento vocacional.
John Baptist Yang Xaoting y Giuseppe Guo Jincai son los dos obispos que han recibido la autorización para viajar a Roma. Xaoting, ordenado sacerdote en 1991, completó sus estudios entre Italia y Estados Unidos y fue nombrado obispo en 2006, con la aprobación del Gobierno chino. Jincai, es el Secretario General de la Conferencia de Obispos chinos, (organismo no reconocido por el Vaticano). Su nombramiento como obispo en 2010 no contó con el mandato papal y se produjo en medio de grandes protestas de la Santa Sede. Francisco, posteriormente, le dio la plena comunión.