La Sección Cuarta de la Audiencia de Pontevedra ha interrogado hoy, 27 de septiembre, a Feliciano Miguel Rosendo, líder de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, conocida como Orden de los ‘Miguelianos’. La causa judicial comenzó en 2014, tras la denuncia de familiares y exmiembros de la Orden. La Fiscalía pide para el líder 66 años de prisión por varios delitos, algunos de ellos de abusos sexuales.
El acusado ha negado su culpabilidad y se ha acogido a su derecho a no declarar más que a las preguntas de su abogado, justificándose en la “indefensión y el maltrato sufridos durante cuatro años”.
La fiscal y la abogada de la acusación particular han realizado sus preguntas, aunque no han obtenido respuesta. Posteriormente y atendiendo a su abogado, Rosendo ha hablado: “Me siento inocente, igual que mi mujer y mis hijos” y ha manifestado que “de los abusos que hablan, había que ver quién fue el abusado, por parte de estos padres y muchos más”.
El líder de los ‘Miguelianos’ ha asegurado que en la Orden “nadie fue obligado a nada, todos eran libres en su acción. Nunca ni levanté la mano, ni obligué a nadie. Mi error es que a lo mejor pequé de demasiada obediencia, que lo hice todo por amor”.
Negando todos los delitos, incluidos los de abuso sexual, se ha referido a las consagradas, diciendo que “lamenta por lo que han pasado, la persecución. Estas benditas han sido pisoteadas, maltratadas. Es injusto”. Sobre las acusaciones de los matrimonios realizados, Rosendo ha explicado que “nunca casé por conveniencia. Y nunca insulté, pegué ni di puñetazos”.
Respecto al hecho de hacerse llamar ‘curandero o padre’ ha responsabilizado al capellán de la prisión de A Lama, Isaac de Vega: “Él obligó a todos a que me llamasen ‘padre’, pese a que nunca me sentí ‘padre’ de los miembros de la asociación”.
Fue nombrado diácono permanente y se le vio vestido con alba y estola, pero ha asegurado que “nunca oficié Misa”, como tampoco “me llamé curandero ni vidente”. Sobre las acusaciones de prácticas de esoterismo o espiritismo realizadas en la herboristería que regentó en el pasado, ha respondido que lo que hacía era “intentar alejarles (a sus conocidos) de sitios donde se hacían esas prácticas. Lo que hice es enseñarles el camino de la Iglesia y la familia”.
En lo económico ha declarado que “todos los asuntos los llevaba el tesorero, no me dieron dinero nunca”. Por último, ha asegurado que no le han dejado defenderse y que en prisión ha recibido “palizas injustas por las mentiras” que le han convertido en “un monstruo, violador y sinvergüenza”.
Tras la intervención, la fiscal ha aludido a contradicciones en el discurso de Rosendo. La mujer e hijos de Miguel Rosendo serán llamados como testigos, tras haber sido desimputados y una vez admitida la acusación particular por blanqueo de capitales, tanto al líder como a sus familiares.