“La Iglesia española tiene que actuar cuanto antes para sacar a aquellos que han abusado, para tener unos buenos sistemas de prevención, unas orientaciones no solo para tener en la biblioteca, sino para que se apliquen. Entonces, la gente si tendrá confianza en la Iglesia, pero mientras no actúe, seguirá esta paranoia en la sociedad sobre el tema de los abusos y la Iglesia”.
Así lo afirma la profesora belga Karlijn Demasure, que lleva dos décadas estudiando el tema de los abusos sexuales en la Iglesia y que participa en las Jornadas ‘Acompañamiento y Protección desde la Iglesia’, que, organizadas por el Equipo Ruaj, en colaboración con la Congregación de las Hermanas Carmelitas de la Caridad Vedruna, se celebran del 29 al 30 de septiembre en el Centro Vedruna de Valladolid.
Se trata de una “una reflexión ante el sufrimiento, el abuso y la violencia”, como señaló esta mañana en rueda de prensa la religiosa vedruna Cova Orejas, y que va destinada a la formación de religiosos, religiosas y seglares, “con quienes compartimos la misión a cada uno encomendada”. De hecho, el 59% de los inscritos son laicos.
Un paso adelante
“Queremos dar un paso adelante, porque falta este tipo de sensibilización clara y abierta”, subrayó la religiosa, pues se trata de unas jornadas pioneras en España, dado que hasta ahora siempre han sido restringidas. Esta formación presencial se complementará, a partir de noviembre, con un curso online.
En su encuentro con la prensa, Demasure, que fue la primera directora del Centro de Protección de Menores impulsado por el Vaticano, dependiente de la Universidad Gregoriana, afirmó que en los países del sur de Europa “es mucho más difícil afrontar esto que en el norte. En Centroeuropa ya hace años que se trata este tema y solo en Francia ha avanzado en el último año. Italia, España y Grecia son países en donde están todavía en el punto más inicial del proceso”.
“Ha habido y hay abusos en España, pero es muy difícil para los obispos reconocerlo. Pero en algún momento habrá muchas víctimas que se pondrán de pie, por lo cual sería muy bueno que afrontaran ya estos problemas de formación, porque ya no podrán decir nunca más que no sabían lo que sucedía”, apuntó esta investigadora, que lleva años dando pautas para la prevención y erradicación de esta lacra.
Se necesitan mujeres formando seminaristas
Demasure, que negó que esta cuestión tenga que ver de manera directa ni con el celibato ni con la homosexualidad, pidió también la implicación en esta labor de los medios de comunicación, también para “no ver a todos los sacerdotes como si fueran abusadores y para saber que también hay algunos de ellos que han sido víctimas y que necesitan terapia y acompañamiento espiritual”.
En todo caso, está convencida de que la formación tiene que llegar cuanto antes a los seminarios, y aunque incide en que la nueva Ratio ya aborda este asunto, sabe que hay Iglesias en donde esta formación se solventa con dos horas y media en todo el curso.
Y está plenamente convencida, además, de que en esa formación, el papel femenino es fundamental: “Necesitamos mujeres en la formación de los sacerdotes, porque les ayudaría mucho a crecer en madurez. Ayudaría que los seminaristas tuvieran más contacto con las mujeres y que ellas formaran parte de los equipos que supervisan qué seminaristas pueden ser ordenados”.