Ángel Fernández Collado, actual auxiliar de Toledo, será ordenado el próximo 17 de noviembre como obispo de Albacete, donde no espera “hacer grandes cosas”: “Mi tarea es respetar y querer a todos”.
PREGUNTA.- Cinco años después de ser ordenado obispo, recibe un nuevo encargo del papa Francisco. ¿Cómo lo acoge?
RESPUESTA.- Hay sentimientos encontrados. Por una parte, el Papa, según me transmitió el nuncio, quería encargarme el cuidado pastoral de Albacete pese a saber que llevo toda la vida en Toledo. Por una parte, me he mostrado disponible; por otra, siempre cuesta ir a lo desconocido, pero voy contento y me pongo en las manos de Dios, porque por eso me hice sacerdote. Sé y reconozco mis debilidades, pero cuando Él lo quiere es para bien de la diócesis y el mío propio.
P.- Dice en su carta que tiene que conocer a la gente poco a poco, porque es “limitado y lento en este aspecto”…
R.- Simplemente me cuesta un poco conocer a la gente por el nombre. Me suenan las caras y por favor pido paciencia porque me gusta llamar a las personas por sus nombres y me cuesta. Cada uno tenemos unas limitaciones. Ya se las expuse al nuncio y dice que el santo padre dijo que adelante. Un sitio nuevo siempre es importante conocer a las personas, porque cuando empiezas a conocerles empiezas a quererlas y es el trato personal el que nos hace más cercanos.
P.- Ciriaco le dice en la carta de bienvenida que va a encontrar una diócesis que está “en un proceso de secularización galopante”. ¿Cómo va a acercarse a los alejados?
R.- Simplemente voy a querer a la gente. A hacerme cercano con todos, especialmente con los cristianos. Pero mi misión es llevar el amor de Dios a todos, ayudarles y compartir con ellos. Ciertamente, Albacete está más secularizado que Toledo, pero no voy con miedo, sino simplemente a tratar de querer a la gente y que a través de mí reencuentren la grandeza del amor de Dios y la belleza de lo que significa ser hijo de Dios y vivir con él.
P.- Si algo valoran los fieles de Ciriaco es su cercanía. ¿Encontrarán en usted un amigo, un compañero?
R.- Mi objetivo es ese. Don Ciriaco lo ha hecho muy bien, se lo decía estos días. Es un hombre afable que ha ido creando confianza. Y así se vive y se trabaja mejor. No pretendo grandes cosas, los milagros los hace Dios, yo intentaré gastarme. Y esa es mi tarea. Siempre respetando y queriendo a todos. Cierto es que he caminado así en la vida. Me llevo bien con cristianos, con los que no lo son, con políticos de diferentes signos, porque entre todos tenemos que construir un buen lugar donde vivir. Los que quieran, aquí me tienen.
P.- Ha estado hace poco en Roma viendo al Papa…
R.- Estuve invitado por el Papa en el curso para los obispos que cumplíamos los cinco años. Terminamos con una entrevista de una hora con el Papa y luego comimos juntos. Tuve la gracia de sentarme en su mesa. Fue el cardenal Oullet el que me dijo que me sentara ahí, porque yo iba mirando una mesa más alejada. Nos abrió su corazón y le animamos a salir adelante.