Los religiosos catalanes sobre el 1-O: “Las heridas son muy profundas y están abiertas”

  • El secretario de la URC, Lluís Serra, reflexiona en Vida Nueva sobre la situación en Cataluña un año después
  • “Mantener un proyecto de España por la fuerza y no por la inclusión reflejaría su máximo fracaso”, mantiene
  • El marista considera “inadmisible” la situación de los políticos y líderes sociales que permanecen presos

Los religiosos catalanes sobre el 1-O: “Las heridas son muy profundas y están abiertas”

Un año después del 1-O, la situación en Cataluña sigue sin haber cambiado. Los políticos del procés siguen en prisión, mientras que la sociedad está a la espera de una solución. “El Estado rompió el pacto territorial de la Constitución y el efecto dominó ha sido imparable, con errores por ambas partes”, dice Lluis Serra, secretario de la Unión de Religiosos de Cataluña (URC), en declaraciones a Vida Nueva.

“Las heridas son muy profundas y siguen abiertas”, subraya el secretario, que considera que está en manos del Estado actuar. “Hay que ir al origen, reconocer los hechos y ser humildes”, explica. Sin embargo, reconoce que es una tarea muy difícil, cuyo máximo fracaso se reflejaría en “mantener un proyecto de España por la fuerza y no por la inclusión”.

En cuanto a la situación de los políticos en prisión, Serra opina que no deberían haber entrado. “Solo acaso por breve tiempo para unos trámites iniciales, pero la situación actual es inadmisible”, indica. Recuerda, también, que además de políticos hay líderes sociales encarcelados, “como los dos Jordis –Jordi Cuixart y Jordi Sánchez–, cuyas vidas también desmienten las acusaciones recibidas”.

Una Iglesia que una a la sociedad

El papel de la Iglesia para cohesionar la sociedad catalana es, para Serra, de gran importancia, pero siempre que el primer paso para ello sea reconocer los hechos. “Tal como dijeron los obispos de la Conferencia Episcopal Tarraconense, existe un problema político de primer orden que obliga a buscar una solución justa a la situación creada”, remarca.

Por otra parte destaca el papel de la Iglesia a la hora de llamar a la concordia. “Hay que intensificar el diálogo, la negociación y la empatía, así como la voluntad real de llevarlos a cabo y, además, la plegaria con apertura de corazón”, concluye.

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