Con la misma humildad con que acogió al papa Francisco en la cárcel de mujeres hace pocos meses, ahora recibió el premio ‘Nativa’, organizado por Nativa y Turner Chile, que reconoce a los chilenos del año: personas que destacan por su labor en historias ejemplares e innovadoras.
Nelly León Correa es religiosa del Buen Pastor hace 32 años, 13 de ellos ha sido la capellana de la cárcel de mujeres de Santiago de Chile donde escucha a las reclusas, a los gendarmes y a grupos de apoyo solidario. Viene de una familia campesina en la que es la menor de 8 hermanos. Ahora, incluso en momentos en los que destaca, su mirada está siempre puesta en las mujeres privadas de libertad con las que convive a diario.
Entrevistada por la web de la Conferencia Episcopal de Chile afirma que “soy voz y rostro de las mujeres privadas de libertad y todos los reconocimientos que he recibido han sido siempre pensando en ellas, en su dignidad, en su libertad, en su empoderamiento, en que sean protagonistas de sus procesos de cambio; al fin de cuentas eso es lo que me mueve y si por ellas a mí me reconocen, bendito sea Dios por eso”.
PREGUNTA.- ¿Hemos avanzado en la protección de la dignidad y derechos de los privados de libertad?
RESPUESTA.- Creo que sí hemos avanzando, pensando especialmente en las mujeres, pero también soy consciente que falta mucho compromiso, mucho reconocimiento, que crean en ellas y ellos. Creo que el Estado, la sociedad civil y también los privados, tienen una tremenda deuda con los pobres, porque tal como le dije al Papa Francisco cuando vino a Chile: “En Chile se encarcela la pobreza”, lo sigo sosteniendo y así es, no es solo una frase. Definitivamente, en la cárcel están los más pobres. Entonces, creo que falta invertir en educación, en vivienda, en espacios públicos, para que los pobres se desarrollen en un ambiente distinto y no lleguen a la cárcel por robar y/o traficar para poder vivir.
P.- A propósito del Papa y su visita a Chile, desde el llamado que se hizo desde la Pastoral Carcelaria, ¿ha habido algún avance?
R.- Hemos logrado reconocimiento a la gente privada de libertad. Creo que hay un deseo profundo en algunas autoridades, especialmente desde el ministerio de Justicia, a apostar por la reinserción. Creo que hay privados y empresarios que se están poniendo la mano en el corazón, hay compromisos de palabra y por escrito y tiendo a pensar que sí va a ser una realidad y ahí estaremos para lograr que esta realidad se cumpla, que se concretice el desafío de que los hombres y mujeres privados de libertad son personas por las cuales podemos apostar. Quiero agradecer de verdad la visita del Papa a la cárcel, porque eso permitió visibilizar, dar a conocer una realidad, que si bien, era conocida por muchos, sirvió para darnos cuenta que detrás de las rejas, de esos muros hay personas igual que todos con la misma dignidad, solo que se han equivocado fuertemente en la vida y no han tenido las herramientas para reconstruirse y restaurarse porque no se las hemos dado y ese es un deber como desafío y como sociedad y como Estado.
P.- ¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan?
R.- No construir más cárceles, sino que más bien ese dinero sea invertido en la reinserción de las personas privadas de libertad, en darles educación, formación, en comprometernos en acompañarlos y que vivan en espacios y condiciones dignas. No acumular gente como acumular basura en los vertederos, las cárceles son asquerosas en Chile, el olor te golpea, no es donde hay personas. Cuando entras con los ojos cerrados confundes el olor de las personas con los animales. Entonces, yo creo que el principal desafío es que los que están presos vivan en condiciones más dignas, sino lo que vamos a hacer es generar más pobreza, más miseria, más indignidad en esas personas.