Las situaciones que viven las mujeres en contextos de prostitución no solo abarcan esta actividad. Otras muchas problemáticas están ligadas a ella. Y son muchas las mujeres que, cada día, quieren dejar esa realidad atrás. Por este motivo, desde 2015, Cáritas Diocesana de Toledo da apoyo integral a la mujer que decide salir de un contexto de prostitución a través del Proyecto Santa Marta.
“Se ayuda a la mujer en todo lo que puede necesitar: vivienda, salud, formación, alimentación…”, dice Rebeca López, educadora social y técnico en el proyecto, en declaraciones a Vida Nueva. “Como por lo general el perfil formativo suele ser bastante bajo, se le invita a formarse en un ámbito que le interese para poder acceder a un empleo”, explica. Y esto se hace siempre con el mismo objetivo: que la mujer pueda llegar a tener una vida autónoma.
Las mujeres que llegan al Proyecto Santa Marta lo hacen por medio de derivaciones de los servicios sociales o porque voluntarios de las parroquias o de Médicos del Mundo las encuentran en pisos y clubs. “La fase inicial suele ser difícil, ya que vienen rodeadas de muchísimo sufrimiento y les cuesta volver a confiar”, dice. Y es que, en muchas ocasiones, son las propias familias las que las adentran en este mundo. “Los datos hablan de que cerca del 90% de las mujeres que ejercen prostitución lo hacen bajo coacción”, apunta Rebeca. “Al poco de entrar en el proyecto conocí a una chica que era obligada por su propio marido a prostituirse“, asevera.
“Muchas veces caemos en pensar que si están ahí es porque quieren, o porque ganan mucho dinero, pero la realidad es que viven con constantes humillaciones”, señala. “Algo común en todas ellas es el sufrimiento, pero cada una de ellas es un mundo”, subraya. Sin embargo, el salir de la prostitución es, en gran medida, un proceso personal, ya que, como dice Rebeca, en el proyecto “no se les obliga a nada”.
Sin clientes no hay prostitución
El proyecto también hace una importante labor de concienciación. “Hemos llevado a cabo una iniciativa en la que se han colocado carteles en los autobuses de líneas urbanas”, explica Rebeca. En algunos, un cartel muestra la frase ‘No te prostituyas, no eres un muñeco’, elaborada por las propias mujeres del proyecto, ya que “nadie mejor que ellas sabe lo que se siente”.
Otros, van dirigidos a los consumidores, y reza ‘Sin clientes no hay prostitución’. Y es que el perfil del consumidor cada vez es más joven y con estudios universitarios. “Está muy vinculado al ocio, es como la forma de terminar la fiesta”, asevera Rebeca. Además, “ahora están proliferando los pisos, lo cual es preocupante ya que en los clubs al menos hay unas condiciones sanitarias mínimas”. Esto dificulta la labor de la policía a la hora de detectar casos de explotación, ya que cuando ven que hay muchas patrullas en la misma zona, simplemente cambian de piso.
Las condiciones son tales que, en muchas de ellas, “el consumo de alcohol y otras sustancias va asociado a poder sobrellevar el ejercicio de la prostitución”, apunta. Situaciones para las que el Proyecto Santa Marta pretende ser una nueva esperanza. Un proyecto que se inició hace tres años porque una mujer que ejercía en un club acudió pidiendo ayuda. “Fue ella misma la que trajo a más chicas, y a partir de ahí se inició el protocolo del proyecto”, explica. “La Iglesia, que es madre, sale al encuentro de estas mujeres en el momento que más lo necesitan para darles una nueva oportunidad”, dice.