“Para España sería terriblemente irresponsable que se sustituyera este papel. Egoístamente a España le viene muy bien la Iglesia”. Así se manifestó el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, en la mesa redonda vespertina que cerró el Congreso “La Iglesia en la sociedad democrática”, en la que también participaron el rector de la Universidad Pontificia de Comillas, Julio Martínez y el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. Moderados por el periodista Fernando Ónega.
El presidente extremeño habló desde su experiencia personal como católico de a pie, agradecido al regalo de la fe que le hizo su madre: “Creo en Dios, pero no creo en la patente de las verdades absolutas. Creo en Jesucristo. Creo en la familia y creo en todas la familias”.
El presidente del Partido Popular también recordó el poso cristiano en su vida, desde su experiencia en Londres, su vida escolar en los maristas de Palencia y su formación en ICADE de la mano de los jesuitas. “El padre José Ramón Bustos me dio el mejor consejo en la vida política: en Estados Unidos cuando alguien sigue su vocación, las universidades se lo priman. Aquí no, pero sigue tu vocación política. Y la he seguido hasta hoy”, recordó Casado.
“Desde el espíritu de Transición, desde esa España que nació de 40 años de dictadura, cuando el carcelero y el preso se sentaron en la misma mesa, nació una Constitución que defiende la libertad religiosa y la aconfesionalidad del Estado”, aseveró, para subrayar que “no hay que confundir los Estados laicos con las sociedades laicas”. “No entender bien esta diferencia, lleva a consecuencias desastrosas”, apostilló Julio Martínez: “Cuando se quieren quitar los nombres de religiosos a las calles, en el fondo se cae en un totalitarismo”.
“Cuando se dice que hay que revisar los acuerdos de la Santa Sede, yo siempre digo en el PSOE que a lo mejor nos llevamos una sorpresa de lo que verdaderamente supone la Iglesia para nuestra sociedad”, mantuvo Fernández Vara. Y enfatizó: “Tenemos que reivindicar el lugar de la Iglesia en medio de la sociedad, tanto en la Transición como en la reciente crisis”.
“Si todavía hoy estamos hablando de la propiedad de la mezquita de Córdoba o de la exhumación del dictador, significa que hay cuestiones de las que tenemos que sentarnos a hablar. Son temas que tenían estar resueltos hace tiempo”, subrayó para preguntarse a continuación: “¿Alguien tiene algún problema porque la Iglesia haya inscrito la mezquita con la historia que tiene detrás?”.
“No veo movimientos contra la Iglesia, sino contra el sentido común cuando se saca el tema de la mezquita de Córdoba o de Franco”, señaló Casado que criticó que se saquen estas cuestiones que, según él, “no preocupan a los españoles”.
“Donde no iría ninguna ONG o ningún político, ahí está la Iglesia. Eso no se lo escucho a ningún grupo fundamentalista”, dejó caer el presidente del PP. “Algunos buscan presentar a la Iglesia como una institución que oprime y la única verdad objetiva es que a quienes se les sigue persiguiendo y asesinando hoy en el mundo es a los cristiano, se les degolla, se les crucifica y se veja a las niñas”, recordó el líder popular. “La Iglesia es una institución que estar a lo que tiene que estar: para pastorear a sus ovejas, pero con una dimensión social”, comentó Casado. “La Iglesia no pastorea a los fieles, la Iglesia son los fieles”, matizó Fernández Vara.
Casado valoró que “la Iglesia es una excelente prestaria” a través de sus escuelas, de sus hospitales y de sus centros sociales. Frente a ello, el presidente popular cuestionó a los partidos que de alguna manera cuestionan los conciertos, que defienden el aborto y la eutanasia.
“Ni la política somos Pablo y yo ni la Iglesia son los obispos”, sostuvo Fernández Vara cuando el moderador abordó las lagunas y cambios que necesita la Iglesia. “El problema de que en la misa de los domingos no haya gente de menos de 40 años, no es culpa exclusivamente de los sacerdotes o de los colegios, sino de las familias”, explicó, si bien añadió que “algo debemos estar haciendo mal dentro de la Iglesia”.
Además, el presidente socialista extremeño recalcó que “la Iglesia no puede ser excluyente. Cuando el Papa le acogió al transexual Diego Neira reconoció un derecho evidente de unas personas que siguen teniendo los mismos valores pero en situaciones distintas. Esto no es renunciar a los principios ni a los valores de Evangelio, significa que la sociedad ha cambiado”. En su turno de réplica Pablo Casado, defendió el papel de la Iglesia como voz de denuncia “ante los populismos a la hora de plantearse la lucha contra la desigualdad”.
“En Europa estamos afligidos por una pérdida de energía moral que nos permitan afrontar grandes retos como las migraciones”, apuntó Julio Martínez. El jesuita defendió que “tenemos que preservar este marco de convivencia que defiende la Constitución, no a la defensiva, sino valorando esa laicidad positiva donde puede darse el pluralismo y la Iglesia puede coexistir”.
Martínez defendió que “el cambio es fundamental en la Iglesia y en cualquier organismo social vivo, pero ha de darse desde la identidad profunda, desde Jesucristo, volviendo continuamente al amor primero, sin perder de vista que es al Señor al que queremos seguir, pero con una apertura lo más fuerte que podamos a la realidad como la realidad es”.
En esta clave, el rector se remitió al principio del Papa de que “la realidad es superior a la idea”. Alertó de la tentación en la Iglesia a caer en “una idea que pasa a convertirse en ideología en la que guarecernos, refugiarnos con fórmulas hechas”.