El sacerdote ecuatoriano César Cordero, acusado por abuso sexual a menores, ha sido reducido al estado laical por Francisco según un comunicado emitido por el Vaticano. De esta manera, según el documento, se finaliza la investigación canónica, pero se deja libertad a las víctimas para continuar con las demandas por la vía civil si lo consideran pertinente.
Por medio de un comunicado emitido por la Arquidiócesis de Cuenca (Ecuador), a la que pertenece Cordero, se informa de que el resultado del proceso es el más estricto que la Iglesia aplica en estos casos.
La investigación contra Cordero, hoy nonagenario, comenzó en abril de 2018, cuando una de las víctimas denunció que el sacerdote había abusado sexualmente de él mientras estudiaba en la escuela Miguel Cordero hace aproximadamente 50 años.
El abogado Marek Lisinski, sobreviviente de abuso sexual infantil y defensor de las víctimas, encabeza una marcha el 7 de octubre en Varsovia para protestar contra la pedofilia en la Iglesia católica de Polonia. Lisinski, de 50 años, es presidente de la fundación ‘Don’t Be Afraid’, una organización que asesora y gestiona una línea telefónica para supervivientes de abuso sexual.
La protesta exigirá que se establezca una comisión gubernamental para evaluar el alcance de la pedofilia en la Iglesia y enjuiciar a los delincuentes sexuales.
De la misma manera, los manifestantes exigirán que el Gobierno proteja a los niños de los sacerdotes cuyos obispos les transfieren a diferentes diócesis para escapar de la detección. En el caso de Lisinski, por ejemplo, el sacerdote cumplió una suspensión de tres años en un monasterio y luego retomó sus deberes sacerdotales.
La Iglesia brasileña ha presentado un ‘Plan Nacional de Integración’ y solidaridad hacia los refugiados en respuesta a la crisis migratoria que vive el país. El plan se lanzó con el apoyo de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), la diócesis de Roraima y Cáritas Diocesana de Roraima, Cáritas Brasil, el Instituto de Migración y Derechos Humanos (IMDH), el Servicio de Atención Pastoral para Migrantes (SPM) y el Servicio Jesuita para Migrantes y Refugiados (SJMR).
Según informó a la Agencia Fides el obispo de Roraima y presidente de Cáritas, Mario Antônio da Silva, “el plan pretende llegar a las ciudades de todo el país y también a Venezuela, en particular a las ciudades desde donde el flujo de personas llega a Brasil”.
Según Da Silva, el plan alienta a la diócesis y a todas las entidades que trabajan al servicio de los migrantes y refugiados a seguir cuidando a estas poblaciones, sin olvidar a los brasileños más pobres, que necesitan atención especial.