La Iglesia debe estar cercana “ante las relaciones rotas”, reclama Francisco en el Ángelus

  • En el día de la Virgen del Rosario, nuevamente, ha pedido rezar la oración mariana para defenderse “de los ataques del diablo que quieren dividir a la Iglesia”
  • La Iglesia “no se cansa de confirmar la belleza de la familia tal como nos ha sido transmitida por la Escritura y la Tradición”

La Iglesia debe estar cercana “ante las relaciones rotas”, reclama Francisco en el Ángelus

En papa Francisco ha rezado con los fieles reunidos en la plaza de San Pedro el ángelus en el domingo, 7 de octubre, en el que se celebra la fiesta de la Virgen del Rosario. De hecho el pontífice ha vuelto a invitar a “rezar el rosario todos los días del mes de octubre” para defenderse “de los ataques del diablo que quieren dividir a la Iglesia”.

Dios sana el amor herido

Comentado el evangelio que la liturgia marca para este domingo sobre la discusión de los fariseos sobre el matrimonio, el pontífice ha recordado que “el amor herido puede ser sanado por Dios con misericordia”. Es la respuesta que ofrece Jesús al “redimensionar” la ley de Moisés y defender en clave del proyecto originario de Dios la dignidad del matrimonio, frente al egoísmo humano: “un hombre y una mujer llamados a reconocerse, a completarse, a ayudarse mutuamente en el matrimonio”. Esta es la unión de amor que implica fidelidad que se da en el matrimonio.

“Lo que permite a los esposos permanecer unidos en el matrimonio es un amor de donación recíproca sostenido por la gracia de Cristo. Si por el contrario prevalece en los cónyuges el interés individual, su propia satisfacción, entonces su unión no podrá resistir”, recalcó. De la misma manera, Francisco ensalzó la “fuerza y la belleza de las relaciones humanas”. Por ello, la Iglesia “no se cansa de confirmar la belleza de la familia tal como nos ha sido transmitida por la Escritura y la Tradición”.

Además, en su papel de Madre, la Iglesia debe estar cercana “de manera concreta a quienes viven la experiencia de relaciones rotas o llevadas a cabo de una manera dolorosa y cansada” ya que “la manera en que Dios mismo actúa con su pueblo infiel, es decir, con nosotros, nos enseña que el amor herido puede ser sanado por Dios a través de la misericordia y el perdón”

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