Según el portal Holguín Católico, que cubre la información de la Diócesis de Holgín, las comunidades diocesanas de toda Cuba estudian el nuevo proyecto de Constitución impulsado por el presidente Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez y que contiene algunos elementos aperturistas, como los relativos a la libertad privada y a la reinserción de los presos.
Aprobado el proyecto de forma unánime en la Asamblea Nacional, el pasado 22 de julio, hasta el 15 de noviembre se abre un proceso de consulta popular para que, a través de espacios web del Estado o en hasta 135.000 asambleas repartidas por todo el país, los ciudadanos puedan trasladar propuestas con las que completar el proyecto antes de su ratificación definitiva.
Según confirma el obispo de Holguín y presidente del Episcopado cubano, Emilio Aranguren Echeverría, en delaraciones a la revista Ciudad Nueva recogidas ahora por Holguín Católico, las diócesis también están participando en este proceso de reflexión que, visto como una “oportunidad”, se puede “aprovechar” para participar en la vida política y valorar el conjunto del texto constitucional, “sin limitarse a artículos específicos sobre la religión”.
Aranguren reivindica esa mirada global hacia la nueva Carta Magna, pues “todo está vinculado: la objeción de conciencia, la educación por parte de los padres, la economía y la pequeña empresa”. Otras cuestiones que les interpelan como cristianos son la defensa lícita y la guerra o el uso de la violencia en casos determinados. “Debemos discernir sobre todos esos temas”, anima.
Pero ya no es solo que reflexionen las diócesis, sino que los obispos, en cuanto que ciudadanos, “también daremos nuestra voz y nuestra opinión oficial al Estado”. Así lo defiende en Ciudad Nueva el pastor de Holguín, quien detalla que algunos prelados están organizando talleres en sus comunidades para orientar a los fieles.
El mismo Aranguren ha escrito una carta pastoral, leída en todos los templos diocesanos en la misa dominical, en la que anima a todos a “participar en este proceso y hacerlo desde la identidad católica y desde el amor a la patria”.
No está previsto que la Constitución, que sustituye a la de 1976, modifique el principio que fija que Cuba es un “Estado laico”. De hecho, eso ya se matizó en 1992, porque, hasta entonces, se apuntaba que el país era oficialmente “ateo”.