Un total de 447 misioneros han sido asesinados entre 2000 y 2017, según ha puesto negro sobre blanco el informe ‘Jóvenes misioneros testigos de Cristo hasta dar la vida’, hecho público por la Santa Sede. De entre los misioneros asesinados hay 313 sacerdotes, 51 religiosas, 42 laicos, 16 seminaristas, 10 religiosos, 5 obispos, 4 voluntarios, 3 diáconos y 3 miembros de institutos de vida consagrada.
Sin embargo, como precisa el informe, “esta cifra es menor de la real porque se refiere solo a los casos confirmados, de los cuales se ha tenido noticia”. Con motivo del mes misionero, la Agencia Fides presenta “los perfiles de algunos jóvenes que, en el milenio que acaba de iniciar, no han dudado en ‘salir’ y poner sus vidas en las manos del Señor para anunciar el Evangelio y testimoniarlo incluso a través de una sencilla presencia en contextos especialmente difíciles”.
Muchos de estos han sido “jóvenes de nuestro tiempo, similares a muchos de sus coetáneos, obviamente para nada ingenuos o inexpertos, con estudios universitarios, amantes de la música o del baile, frecuentadores asiduos de los medios de comunicación social, preparados espiritualmente y culturalmente para afrontar contextos muy diferentes a los suyos, que habían sabido analizar objetivamente los riesgos de los lugares donde algunos pensaban pasar solo un periodo de tiempo, otros la vida entera”, indica el informe.
Las víctimas de abusos de Polonia cifran en 255 los casos
La Fundación Have No Fear, que representa a supervivientes de abusos en Polonia, público un informe ayer, 7 de octubre, en el que recoge los casos de 255 niños menores de 15 años que fueron abusados por sacerdotes en todo el país. Los casos fueron extraídos de registros judiciales, informes de los medios de comunicación y cuentas de supervivientes recopilados por la organización. Así, avanzan que seguirán documentando más casos, como recoge CRUX.
En medio de la manifestación de víctimas celebrada ayer en Varsovia, la organización pone de manifiesto que más de 50 sacerdotes han sido condenados por abusos, pero denuncian que, “al salir de prisión, muchos fueron reasignados a nuevas parroquias”.
Los obispos polacos se han puesto a trabajar en un informe sobre la pedofilia en la Iglesia, que se publicará a finales de noviembre. Este mismo domingo, el obispo de la diócesis de Opole, en el suroeste de Polonia, Andrzej Czaja, se disculpó por cualquier abuso sexual cometido por los eclesiásticos y pidió perdón “por nuestros pesados pecados”. De hecho, todos los sacerdotes de la diócesis leyeron en la misa dominical una carta en la que el prelado informaba de que seis sacerdotes habían sido condenados recientemente en la diócesis por estos delitos. “Estamos llenos de dolor, vergüenza y desesperanza”, subrayaba en la carta.
Escocia: ¿Es delito izar la bandera del Vaticano?
La policía de Escocia sostiene que “si se iza o se muestra de modo provocador” la bandera del Vaticano, podría considerarse un acto criminal y por ende ser penado. Una noticia que ha sido acogida con sorpresa y tristeza por los católicos del país. “Sería muy preocupante si la bandera del Vaticano fuera en alguna circunstancia considerada ofensiva”, dijo un portavoz de la Iglesia citado por Scottish Catholic Observer.
El medio, que obtuvo el documento policial que recoge símbolos y banderas cuyo uso “provocador” podría considerarse un delito, indica también que entre las banderas consideradas “provocadoras” se encuentra la de Israel, Irlanda, Palestina, Cataluña y el País Vasco. Sin embargo, un portavoz del Gobierno escocés ha desdicho a la policía: “No es un delito enarbolar la bandera del Vaticano o de cualquier otro Estado”.
No obstante, el documento recoge que “si se modifican para que contengan una referencia a una organización prohibida, pueden constituir un delito en virtud de la Sección 13 de la Ley de Terrorismo de 2000″. Además, “independientemente de lo anterior, la posesión de estas banderas dentro de un campo de fútbol puede constituir un incumplimiento de las regulaciones territoriales”. Y es que, según el superintendente de la policía de Escocia, John McKenzie, “a menudo las banderas no son el problema, sino la conducta criminal que las acompaña”, recoge ACI Prensa.