“A nosotras ya no se nos está permitido bajar los ojos”. Son palabras de la madre Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús March Mesa (Madrid, 1889), que será canonizada por el papa Francisco el próximo domingo 14 de octubre junto a Pablo VI y a Oscar Arnulfo Romero Galdámez, arzobispo mártir de El Salvador, así como a otros cuatro nuevos santos.
La religiosa, aunque es española, pasó la mayor parte de su vida en Oruro (Bolivia), donde fundó la Congregación Misioneras Cruzadas de la Iglesia en 1925. En el plano de la promoción de la mujer, Nazaria es la fundadora del primer sindicato obrero de mujeres de Bolivia (1933). Y era una voz de referencia para los obreros. De hecho, como ha relatado la superiora general, Daniela Pérez, durante el desayuno informativo celebrado hoy, 8 de octubre, en Madrid, les guiaba en sus protestas. “Cuando ella oía como dialogaban, les dijo: ‘Yo os acompaño, pero me tenéis que hacer caso’. Y así lo hicieron”.
La religiosa también creó dos años antes el comedor “Olla del pobre” –que todavía hoy permanece abierto-. En 1931 Madre Nazaria abre ese modelo de comedor social, pionero en la época, en las ciudades de Oruro, La Paz, Potosí y Cochabamba, para dar comida a cientos de obreros desocupados a causa del cierre de los salitrales de Chile. “Entonces, Nazaria decía que preparaban comida para 200 y comían 700. Era otro milagro”, ha indicado la madre Daniela, que ha destacado el carácter arriesgado de Nazaria: “Ella comenzó la congregación con 40 centavos”. Y es que “era una mujer que respondía a las necesidades de su pueblo”.
El milagro de Madre Nazaria
En el desayuno ha participado la hermana Victoria Azuara, protagonista del milagro reconocido por el Vaticano. El 13 de octubre de 2010, estando en Bolivia, sufrió un derrame cerebral, perdiendo el habla por completo, como ha reconocido durante el desayuno. El Dr. Rodolfo Quiroga Arrázola, después de examinarla, dijo que se trataba de “una hemorragia cerebral de pronóstico pésimo”. Al informarse a las hermanas, se comienza una Novena pidiendo la intercesión de Madre Nazaria.
Mª Victoria estuvo en observación sin recibir ningún tratamiento hasta el 18 de octubre. Pasados unos días, comenzó a hablar. El Dr. Quiroga encarga una resonancia, que se efectúa cuando ya la hermana hablaba casi con normalidad. “Según estas placas no puede hablar, esto no se concibe, esto es de Dios”, expresó el médico. “Sí, es de Dios y de mi Madre Fundadora”, añadió la religiosa.
“Me tengo que preguntar: ¿Qué ha ocurrido? ¿Por qué? He tardado mucho en ir asumiendo que he sido curada por el Señor a partir de la Madre Nazaria”, ha comentado. Según sus palabras, cuando sufrió el derrame cerebral “no podía ni rezar el Padrenuestro. Era como un robot de esos que ahora andan por las casas limpiando”, ha dicho entre risas.
Ella recuerda como, a los 12 días del suceso, comenzó de nuevo a hablar. Sus hermanas, reunidas desayunando la miraban con tristeza, hasta que de repente salieron palabras de su boca: “Me pasas la mantequilla”. “Todas sorprendidas me dijeron: ‘Pero estás hablando…’ Pues claro, cómo no voy a hablar”, ha señalado, puesto que ella no tuvo conciencia de haber perdido el habla. A su vuelta a España volvió a un neurólogo que le dijo que era imposible que con las placas que le llevaba una persona estuviera hablando con normalidad.
Francisco, el Papa de las Misioneras Cruzadas
La vinculación del papa Francisco con la madre Nazaria y las misioneras cruzadas de la Iglesia nace hace varias décadas por el trabajo tanto de Jorge Mario Bergoglio como de las religiosas en las Villas Miseria que rodean Buenos Aires. Era más que habitual encontrar al entonces arzobispo de Buenos Aires en la comunidad de las misioneras que fundó la propia Nazaria Ignacia. “¡Por aquí ha taconeado una santa!”, solía decir cuando se reunía en su casa. Tampoco olvidaba llevar la reliquia de la nueva santa en su bolsillo. Las religiosas también fueron testigos de cómo Bergoglio se convirtió en el primer obispo en celebrar el sacramento de la confirmación en las villas.
“Francisco es nuestro papa”, ha dicho Daniela. Para el instituto, “cuando oímos muchas veces al Papa, nos parece que oímos a nuestra madre fundadora. De hecho, cuando Francisco dice ‘salir a las periferias’, nosotras escuchamos el ‘bajar a la calle’ que nos pedía Nazaria”. Y ahora, la congregación vive como “un regalo del Santo Padre” la subida a los altares de Nazaria Ignacia.
Las Misioneras Cruzadas de la Iglesia cuentan hoy con 70 comunidades, en 21 países y cuatro continentes. A las casi 400 religiosas se unen las misioneras seglares de la Iglesia, que viven su consagración en la vida ordinaria, además de los laicos que forman la FENI, Familia Extensiva Nazaria Ignacia. Siguiendo el llamado de la fundadora, no trabajan en un solo campo y “respondemos a las necesidades de cada lugar donde nos encontramos”, ha expresado la superiora general. Así, “atendemos el campo educativo, sanitario, la promoción de la mujer, la ayuda a los necesitados y a los migrantes”, ha subrayado.