Unas lluvias torrenciales han hecho estragos en la comarca del Levante, en la isla de Mallorca. Una tragedia que ha dejado ya al menos una decena de muertos y algunos desaparecidos en las localidades más afectadas por las riadas provocadas por el fuerte caudal del agua de lluvia. A pesar de los problemas en las distintas infraestructuras de la isla, los servicios de emergencias están trabajando a marchas forzadas y la población se está volcando con los afectados.
También la Iglesia católica desde el primer momento ha remitido un comunicado en el que muestra su solidaridad con los “cientos de personas que se han visto afectadas por las inundaciones”. Por ello, el obispo Sebastià Taltavull, ha mostrado “su consternación por los efectos de las intensas lluvias que han asolado varios municipios”. En esta primera nota, también se informaba de que “el prelado se ha mantenido permanentemente en contacto con los sacerdotes de la zona, a los que ha trasladado su preocupación por la situación y su cercanía, a la vez que pide oraciones por aquellos que han perdido la vida”.
En conversación con Vida Nueva, Taltavull, que ha visitado el centro de operaciones ubicado en Sant Llorenç –una de las poblaciones más afectadas– y ha pasado toda la jornada de ayer en la zona, ha constatado que el panorama es desolador. “Todo está destruido y los vecinos ahora están sacando las cosas de su casa para tirarlas porque no se puede aprovechar nada”, confesaba.
Reforzando el comunicado de la diócesis ha constatado la solidaridad de toda la gente que se ha volcado ayudando y acompañando a las víctimas y sus familiares. Para el obispo, ante un desastre así “sobran las palabras, lo importante es estar al lado de la gente” y, por ello, las personas del entorno han agradecido mucho la visita del prelado. A él le han podido contar como en algunos sitios el agua llegó hasta los 4 metros de altura provocando “una autentica desgracia”.
Ahora, la actuación de la Iglesia trata de “aunar fuerzas para crear vínculos de solidaridad entre las distintas instituciones y en los propios vecinos”. Algo, que Taltavull ha podido comprobar también a través del esfuerzo de Cáritas y otras instituciones benéficas.