Vox no es católico. Es aconfesional. Lo dice su vicepresidente, Víctor González Coello de Portugal. Sin embargo, “eso no significa que muchos miembros seamos católicos y provida”, recalca al tiempo que concreta que el partido defiende, “sin lugar a dudas, la tradición cristiana de Europa, porque creemos que hay civilizaciones buenas y civilizaciones malas”. Y añade: “Europa, el mundo occidental y el estado de bienestar parten del pensamiento cristiano, de algo bueno, que es darse a los demás. Y es que no es lo mismo la figura de Jesús, que muere por todos nosotros, que la de Mahoma, que se dedicó a asesinar y a violar a niñas”.
El partido reunió el 7 de octubre a 10.000 adeptos en el madrileño Palacio de Vistalegre. Pese a lo mediático del acto, el partido liderado por el ex popular Santiago Abascal solo arañó 46.781 votos en las últimas elecciones generales de 2016. Previamente, en las municipales de 2015 obtuvo el respaldo de 50.000 españoles en todo el territorio nacional, lo que se corresponde con el 0,25% del electorado. El partido gobierna hoy en tres pueblos: en Cardeñuela Riopico (Burgos), de poco más de 100 habitantes; en Barruelo del Valle (Valladolid), con algo más de medio centenar; y en Guadiana del Caudillo (Badajoz), donde el alcalde del PP abandonó el partido para unirse a Vox. En donde tienen más fuerza es en Villaviciosa de Odón (Madrid), donde sus 2.000 votos se tradujeron en tres concejales.
Uno de los principios inspiradores de su manifiesto fundacional casa con la doctrina de la Iglesia. Reza así: “Una sociedad responsable y moralmente sana ha de defender y promover la cultura de la vida, ha de cuidar y proteger a la familia como institución básica y ha de mostrar su solidaridad con los sectores más vulnerables”. Y en sus 100 medidas urgentes para España apuestan por crear un Ministerio de Familia y apoyar la natalidad. Medidas a las que “es normal que la Iglesia más fundamentalista se agarre”, dice a esta revista un prelado. De hecho, considera que “hay muchos católicos, entre ellos obispos, que añoran un nacionalcatolicismo”. Sin embargo, tiene claro que “la Iglesia debe ser libre y no ir de la mano con ningún partido”.
En las mismas 100 medidas, 20 aluden a una restrictiva política migratoria. Vox apuesta por la deportación de todos los inmigrantes ilegales; la revisión de los tipos penales para “combatir a las mafias de la inmigración ilegal, así como para quienes colaboren con ellas, ya sean ONG, empresas o particulares”; acabar con el “efecto llamada”, porque “cualquier inmigrante que haya entrado ilegalmente en España estará incapacitado, de por vida, a legalizar su situación y por lo tanto a recibir cualquier tipo de ayuda de la administración”; suprimir la institución del arraigo como forma de regular la inmigración ilegal; revocación de las pasarelas rápidas para adquirir la nacionalidad; o condicionar la ayuda al desarrollo a que los países acepten “la repatriación de ilegales y delincuentes”. Y, como Trump con México, “levantar un muro en Ceuta y Melilla”.
¿Es, entonces Vox, el partido de los católicos? Según Raúl González Fabre, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Pontificia Comillas, “la ‘doctrina política’ de la Iglesia incluye postulados socio-culturales y político-económicos. Por como ha resultado la dinámica política, cada uno de los partidos coincide con algunos de esos postulados y niega o ignora otros. Esto lo hace igualmente Vox. Sin embargo, “en nuestra acción política inspirada en la doctrina de la Iglesia, los católicos debemos sostener con el mismo énfasis todos los postulados básicos de esta”, por eso considera que “hay riesgo de que católicos bien intencionados tomen la defensa de la vida y la familia como lo único relevante, y no miren todos los otros aspectos en los que se separa o ignora la doctrina de la Iglesia”.
Para Antonio Alonso Marcos, profesor de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales de la Universidad CEU San Pablo, “Vox es un partido en cuyos estatutos no aparecen las palabras cristiano, católico o Iglesia. No obstante, en esos mismos estatutos y en sus discursos se puede ver que defiende gran parte del contenido de la Doctrina Social de la Iglesia, especialmente en lo que se refiere a la defensa de la vida, la familia, un sano amor a la patria…”. Asimismo, remarca que “no existen los partidos perfectos, ni los partidos confesionales”.