El próximo miércoles 17 de octubre da comienzo el Encuentro General de Ecónomos, Gestores y Administradores de Instituciones Religiosas, impulsado por Grupo Valía y cuyo principal objetivo es poner encima de la mesa los principales problemas y necesidades de las instituciones religiosas. Alberto Alonso, director general del grupo, habla con Vida Nueva acerca de los principales desafíos y oportunidades a los que se enfrenta la Iglesia.
Por este motivo, y con el objetivo de profesionalizar cada vez más los organismos religiosos que manejan activos económicos, desde Grupo Valía facilitan formación y encuentros como el del próximo miércoles, al que están inscritos 60 ecónomos, gestores y administradores pertenecientes tanto a la Iglesia diocesana, congregaciones y fundaciones.
Profesionalizar las instituciones
El encuentro contará con tres mesas redondas: una enfocada en temas legales, la segunda sobre gestión y mantenimiento de inmuebles y otra sobre las actividades sociales que lleva a cabo la Iglesia y cómo gestionarlas correctamente. “Se van a tratar temas como la optimización en la gestión de los inmuebles, los protocolos de inversión o el crecimiento de las actividades educativas, residenciales o sanitarias que realice cada institución”, señala Alonso.
“Hay muchos casos en los que, como han disminuido las vocaciones, se han ido cerrando distintas obras, por lo que nuestro objetivo es que se puedan mantener”, subraya. Para ello buscan, por ejemplo, nuevos usos para los edificios de las instituciones, además de facilitar una gestión activa y profesional de los mismos.
“Otro problema de muchos activos de la Iglesia es que no están valorados o no tienen una gestión adecuada”, dice. Por este motivo, hay que “hacer una tasación para ver la situación de los activos, buscar la manera de mantenerlos con todo lo necesario y poner en orden los papeles en el caso de que el inmueble esté mal registrado”. Para ello cuentan también con un experto en activos de América Latina y África.
Laicos para continuar la misión
Para Alonso, la labor de los laicos en sus respectivos campos profesionales es vital para que la labor de la Iglesia continúe. “Mis clientes, por su edad, se muestran preocupados por qué será de la misión en el momento que ya no estén, por lo que necesitan confiar en que tienen unos instrumentos sólidos para que esta continúe”, asevera.
“Tal vez por el menor número de vocaciones y la mayor complejidad del mundo, la situación exige que se aporten profesionales”, dice. Además, la modernización de las formas de gestión y adecuarlas lo más posible a las instituciones religiosas es “vital” para ellas.
“Muchas veces el problema que hay es que hay instituciones que no se atreven a afrontar ciertos problemas”, señala. Por este motivo, desde Grupo Valía buscan “el esfuerzo, la honradez y ayudar al prójimo”. Tanto es así que una parte de sus beneficios como empresa se destinan a diversas obras sociales. “Esto se suma a nuestro planteamiento de cómo añadir valor a la institución para que pueda reinventarse y continuar con su obra”, señala.