“Se percibe una fuerte voluntad de estar más cerca de los jóvenes”. Son las palabras del prior de Taize, el hermano Alois, en el encuentro informativo de hoy, 17 de octubre, con motivo de la celebración del Sínodo de los Obispos sobre ‘los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional’. Alois ha destacado el estado de conversión en el que vive la Iglesia, lo que “se traduce también en la conversión de las estructuras”. Asimismo, el prior ha recalcado la importancia de la amistad como concepto teológico, porque “la Iglesia es lugar de amistad, y cuando los jóvenes experimentan la amistad, su corazón se abre”.
Sobre el ‘apostolado de la oreja’ al que se refiere el papa Francisco, el religioso ha advertido su importancia. Y no solo ha hablado de consagrados, sino también de laicos que deben ponerse a la escucha. “En París ya hay iglesias abiertas con gente disponible para escuchar. Permanecen disponibles al final de la misa, como primer contacto, con aquellos que piden ayuda o desean compartir su sufrimiento o incluso su alegría”. Además, ha afirmado que “las parroquias deben acoger comunidades en las que se ora juntos y en las que los jóvenes vean que el Evangelio es algo concreto”.
Testigos, no carteros
Por su parte, el abad general de la Orden Cisterciense, Mauro Lepori, ha indicado que “en muchos padres sinodales hay un deseo creciente de vivir el Sínodo no como carteros de un texto final, sino como testigos”. “La comunión prevalece sobre la preocupación por crear un texto”, ha añadido. “Es verdaderamente una experiencia de la Iglesia –ha continuado–, un testimonio de la fraternidad eclesial”. En otro orden, Lepori se ha preguntado si a los obispos se les enseña “a escuchar a su rebaño”, puesto que estos no quieren encontrar muchos filtros para hablar con su pastor.
El delegado del Consejo Mundial de Iglesias, Marco Fornerone, ha manifestado su “sorpresa” por la cercanía en los temas sobre los desafíos de la Iglesia de hoy. “La Iglesia vive una necesidad: volver a pensar el lenguaje”. Y en este punto, considera necesario “involucrar a los jóvenes”. Finalmente, el obispo de Reikiavik, David Bartimej Tencer, ha constatado que el Sínodo “es un gran éxito”, y ha fundamentado su afirmación en los trabajos presinodales, con la recepción de miles de respuestas provenientes de los jóvenes de todo el mundo: algo que hace que los obispos no hablen “teóricamente”, sino con información “muy detallada” de todos los países del mundo.