El coaching, una herramienta que inició en el ámbito deportivo y empresarial, ahora comienza a tener un mayor peso en la pastoral
El papa Francisco pide que la Iglesia haga un gran esfuerzo en dar acompañamiento a sus fieles, ya sea de manera particular o bien a la familia. En su exhortación apostólica Evangelii Gaudium, el Santo Padre se refiere de manera específica al “arte del acompañamiento”, que se debe promover en sacerdotes, religiosos y laicos.
Para brindar este acompañamiento, tradicionalmente la Iglesia ofrece dirección espiritual a través de sus sacerdotes, aunque en los últimos años en algunas parroquias se dan terapias, asesorías e incluso consultorías; sin embargo, en los últimos años se ha comenzado a hablar del coaching, una herramienta que si bien inició en el ámbito del deporte, después se utilizó en las empresas o escuelas, y ahora empieza a tener peso en la pastoral.
En entrevista para Vida Nueva, el coach mexicano Héctor Sampieri explica que existen varias escuelas o corrientes de coaching, las cuales trabajan con diferentes modos de formación e interpretación de las herramientas; “el coaching tiene una base ligada al deporte. Las personas se vuelven más exitosas en esta actividad cuando toman más conciencia de todas las variables internas que afectan su futuro”, señala.
Específicamente, el coaching dialógico –explica Sampieri– es una herramienta eficaz para el acompañamiento a las personas, además de ser el modelo de coaching “más compatible con la fe”.
Este tipo de coaching surgió en España hace aproximadamente hace diez años, y parte del hecho de que las personas tienen la habilidad de resolver sus problemas, siempre y cuando tengan un espacio para escucharse a sí mismas sobre lo que sienten, piensan y creen. “Cuando brindamos ese espacio, la persona encuentra su potencialidad y su posibilidad”.
Para Sampieri, el coaching dialógico vino a dar respuesta a la configuración antropológica del ser humano. “Para todos los coaching, la parte espiritual es algo muy íntimo de la persona, y aunque yo no trabajo exclusivamente con clientes católicos, sí busco conectarlos con esa parte espiritual, sobre todo si en la sesión el cliente se admite como creyente en Dios y católico”, aseguró.
Una de las particularidades de este tipo de coaching es que se parte del hecho de que hay condiciones que limitan la voluntad del ser humano. “En escuelas baratas de coaching te van a decir: ‘tú no tienes límites, tú puedes hacer lo que quieras’, pero para nosotros la realidad de la persona es que está limitada por muchas cosas; en nuestra concepción de la vida, por ejemplo, el pecado es un límite, tengo que hacer algo para enfrentar ese límite, pero hay cosas que no dependen de nosotros”.
Explicó que el modelo de coaching dialógico es denominado así porque si bien el coaching es una conversación, “mi trabajo como coach es hacer que la persona entre en diálogo consigo misma y con su realidad, que nos pone frente a experiencias dolorosas, y nosotros tenemos que ir hacia esas experiencias en una búsqueda de significar, de dar sentido a la vida”.
El modelo del coaching dialógico está avalado en México por la Universidad Anáhuac, el Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia, y la Universidad Francisco de Vitoria en España.