El Vaticano ha respaldado los pasos de entendimiento que Corea del Norte y del Sur van dando poco a poco. Así lo han puesto de manifiesto las diversas cumbres que ambos países han celebrado durante este año y, algunas de ellas, con presencia de la Iglesia Católica formando parte de la delegación surcoreana.
Ahora, el presidente Moon Jae-in ha visitado el Vaticano y esta mañana tendrá un encuentro personal con el papa Francisco en el Palacio Apostólico. El líder surcoreano anunció el pasado 9 de octubre que tiene la intención de entregar al pontífice una invitación de su homólogo norcoreano, Kim Jong-un, para visitar Pyongyang, la capital de Corea del Norte. Francisco visitó Seúl en 2014.
Una paz duradera y completa
Mientras se produce ese encuentro, ayer 17 de octubre por la tarde, el Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin presidió una “misa por la paz”. Es la homilía, el purpurado ha pedido que “en la península coreana, después de tantos años de tensión y división pueda, al fin, resopla definitivamente la palabra paz”.
Recordando que la paz es, ante todo, un don de Dios, el cardenal ha pedido que se supere el odio y todos los sufrimientos que éste ha creado ya que “la paz se construye con las decisiones de cada día, con un compromiso serio al servicio de la justicia y la solidaridad, con la promoción de los derechos y la dignidad de la persona humana y especialmente a través de cuidado de los más débiles”.
Parolin también ha subrayado el compromiso del papa Francisco por la paz y la defensa de las libertades y ha recordado como Pablo VI propuso en 1968 la primera Jornada Mundial de la Paz. “Pidamos al Señor la gracia de hacer de la paz una auténtica misión en el mundo de hoy, confiando en el misterioso poder de la cruz de Cristo y de su resurrección. Con la gracia de Dios, el camino del perdón se hace posible, la elección de la fraternidad entre los pueblos es un hecho concreto, la paz es un horizonte compartido también en la diversidad de agentes que dan vida a la comunidad internacional”, ha señalado. Y ha concluido su homilía citando unas palabras que Francisco pronunció en la catedral de Seúl señalando que “nuestras oraciones por la paz y la reconciliación se elevarán a Dios desde los corazones más puros y, por el don de gracia, obtendrán ese bien preciado al que todos aspiramos”.