Entrevistas

Carlos Martínez Oliveras: “Las congregaciones han pasado de una santidad regular a una santidad encarnada o misionera”

  • CONFER organiza la Jornada ‘La Vida Religiosa a la luz de la Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate’, animada por el claretiano, director del ITVR
  • El religioso destaca “la valentía del Papa” al tratar “de encarnar la santidad en el contexto actual, con sus riesgos, sus desafíos y sus oportunidades”





El Instituto de Teología de la Vida Religiosa de Madrid (ITVR) acoge hoy, 19 de octubre, la Jornada ‘La Vida Religiosa a la luz de la Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate’. Una propuesta impulsada desde el área de Formación y Espiritualidad de CONFER. El director del ITVR, Carlos Martínez Oliveras, es el encargado de animar este día que trata de “identificar las dificultades para recorrer el camino a la santidad” y profundizar “en las diferentes claves de la exhortación con su resonancia en la vida religiosa”. El ponente adelanta para Vida Nueva algunas de sus reflexiones.

Una propuesta actual

PREGUNTA.- ¿Qué piensa un religioso cuando se asoma a la esta exhortación de Francisco sobre la santidad?

RESPUESTA.- Lo primero, sorpresa, no tanto por el tema, cuanto por el momento. Siendo un tema tan antiguo destaca la valentía del Papa para proponerlo tratando de encarnar la santidad en el contexto actual, con sus riesgos, sus desafíos y sus oportunidades. La “santidad” ha sido una palabra muy cercana para la vida religiosa, pero expuesta en el siglo XXI adquiere unas dimensiones enormemente enriquecidas que considero conectan con el deseo del Papa de colocar a la Iglesia en una reforma a través de la conversión interna de las personas. Para ello, nada mejor que renovar a todos la llamada a “ser santos”.

P.- ¿Qué subrayados hace para los consagrados ‘Gaudete et exsultate’?

R.- Se trata de un documento para todo el Pueblo de Dios y el  papa Francisco solo hace algunas pequeñas alusiones a los religiosos en algunos pasajes: al hablar de “los santos de la puerta de al lado”, cuando recuerda que le gusta ver la santidad en “las religiosas ancianas que siguen sonriendo” (GEx 7);  el ejemplo de religiosos y religiosas que dedican la existencia a anunciar el Evangelio y servir a los hermanos, aun a riesgo de la vida (GEx 138); en la llamada universal a la santidad cuando pregunta: “¿Eres consagrado o consagrada? Sé santo viviendo con alegría tu entrega” (GEx 14); y cuando recuerda que “la vida comunitaria en la comunidad religiosa está llena de muchos pequeños detalles cotidianos” (GEx 143). Por otro lado, son numerosos los religiosos que cita a lo largo de la exhortación: Buenaventura, Francisco, Juan de la Cruz, Teresa de Ávila, Vicente de Paúl, los trapenses de Tibhirine…

P.- El concilio supuso un redescubrimiento de algunas dimensiones de la santidad que la historia quizá había ensombrecido. ¿Cómo se ha vivido esto en los procesos de renovación de las congregaciones?

R.- La conciencia tradicional parecía apuntar a que era necesario entrar en la “vida de perfección” para ser santo. Sin embargo, la llamada universal a la santidad proveniente del bautismo y la consiguiente configuración con Cristo sacerdote, profeta y rey supone un cambio de perspectiva importante. Las congregaciones han vivido un proceso en el cual han pasado de la concepción de una santidad “regular” (cumplimiento escrupuloso de las reglas y normas con alejamiento del mundo) a una santidad “encarnada” o “misionera” en la que el ser santo se jugaba en un lazo de autenticidad con Dios, unas relaciones fraternas sinceras y un servicio comprometido y samaritano hacia los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

Solo una fe que duda es una fe viva

P.- En el repaso de los temas del día está la cuestión de las tentaciones de los santos. Estos días el Papa hablaba a los jóvenes de las dudas de fe. ¿Hay santidad sin dudas o tentaciones?

R.- Solo una fe que duda es una fe viva. Solo una santidad probada es una santidad auténtica. En este sentido, los peligros que señala el Papa van en la línea de las antiguas herejías (gnosticismo y pelagianismo). Cuando se coloca la salvación en el conocimiento o en la voluntad, en el fondo se niega la gracia y se aparta al Espíritu Santo de la vida cristiana. El tercer peligro sobre el que el Papa suele insistir es el tema de las ideologías porque son capaces de “mutilar el corazón del Evangelio”. Ante las tentaciones no queda otra opción que volver al núcleo del Evangelio: el protocolo del amor y el programa de vida de las Bienaventuranzas.

P.- Esta jornada quiere proponer una aplicación práctica del documento. ¿Cuál es la clave para aplicar ‘Gaudete et exsultate’ en la vida cotidiana?

R.- El Papa apunta que el secreto de la santidad estriba en vivir y hacer las cosas ordinarias de forma extraordinaria. Para un religioso sucede exactamente igual, pero, eso sí, aplicado a las dimensiones fundamentales de su vida: espiritualidad, formación, comunidad y apostolado. Caminar en la santidad por medio de los votos es tratar de ser ‘memoria Iesu’ y signo escatológico en las pequeñas cosas de la vida: palabras grandes en pequeños gestos. Es mucha la responsabilidad y la tarea. Menos mal que tenemos un respiro. No todo lo que hacemos o decimos es a veces fiel al Evangelio, auténtico o perfecto: “lo que hay que contemplar es el conjunto de la vida” (GEx 22). Habrá que trabajar para obtener una buena nota media. Al fin y al cabo, como decía Léon Bloy, “sólo hay una tristeza: la de no ser santo”.

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