Hace décadas que la Iglesia está comprometida con la problemática de la trata de personas. Una realidad que ha vivido desde muchas perspectivas: la explotación sexual y laboral, la mendicidad, las migraciones y un largo etcétera que teje una telaraña de abusos a personas de extrema vulnerabilidad para el enriquecimiento de algunos.
En el marco del Día Europeo contra la Trata de Seres Humanos, celebrado ayer, 17 de octubre, el Grupo Intereclesial contra la Trata (del que forman parte Cáritas, la Conferencia Episcopal, Confer y la Fundación Amaranta, entre otros), llevaron a cabo una jornada de sensibilización titulada ‘Migrar sin trata, respuestas de la Iglesia’. En ella participaron Tusta Aguilar, de la Delegación Diocesana de Migraciones de Madrid; Pilar Ladrón, de la Sección de Trata de la diócesis de Alcalá de Henares; e Hilde Deams, de Cáritas.
En el marco de las migraciones, Aguilar apuntó que “tenemos que recordar que los derechos humanos o son de todos o no son”. España es un país en el que “cuando una persona viene, no puede hacerlo legalmente, ya que se tiene que pasar tres años esquivando la justicia para poder acceder después a un trabajo, y ahí es precisamente donde está el germen de todo lo que nos estamos encontrando”.
Complicidad social
“Los que estamos aquí también estamos inmersos en las fronteras: somos cómplices“, añadió Aguilar. Y es que “normalizar es la peor muerte de la sensibilidad, y por ello debemos mantener la indignación como el primer día”. Una indignación que tienen Elena Maleno, diversas organizaciones y los bomberos sevillanos “que estuvieron a punto de sufrir las consecuencias de ayudar a los que lo necesitan porque resulta que roza el límite de lo legal”.
En su caso, Pilar Ladrón ha presenciado cara a cara las consecuencias de la trata. Ha convivido con víctimas. Esta laica misionera y colaboradora de la Red Kawsai conoció esta realidad en Perú, donde incluso le llegaron a ofrecer a una niña antes de que naciera por medio de una adopción ilegal.
“Estuve en una casa donde se acogía a menores víctimas de abuso sexual, que habían sido abandonados…”, dijo. En definitiva, situaciones que requieren “esfuerzos unidos, tanto por parte de las instituciones como de laicos y congregaciones”.
Cáritas Española tiene 15 proyectos en todo el territorio nacional de acompañamiento a personas en situaciones de extrema vulnerabilidad, entre las que se encuentran víctimas de trata. “Sobre la trata todo el mundo está de acuerdo en que es un delito, pero si empezamos a ver qué hay detrás encontramos siempre situaciones muy complicadas”, señaló Hilde Deams. “El discurso se complica cuando lo que encontramos son personas en los campos de fresas de Huelva con la documentación retenida o mujeres explotadas en un club perdido en una carretera Gallega”, subrayó.