Hablar de los 95 mártires hospitalarios de San Juan de Dios –una orden fundada en 1539 por Juan Ciudad Duarte, en Granada (España)–, ejecutados durante la guerra civil española en 1936, tiene también un profundo significado para la Iglesia colombiana, porque de estos jóvenes que murieron por el hecho de ser religiosos hermanos, siete fueron colombianos y se convirtieron a la postre en los primeros beatos del país, sentando con ello un precedente para la Orden en el país y, por supuesto, en el mundo.
Es por ello que ayer, 20 de octubre, con motivo de los 26 años de la beatificación de estos siete jóvenes mártires, los hermanos de la Orden en Colombia reunieron a sus familiares, así como a laicos, colaboradores, sacerdotes y obispos, para reflexionar en torno al testimonio de los beatos colombianos hospitalarios.
En la sede de la curia provincial de Nuestra Señora del Buen Consejo se desarrolló el encuentro que inició con un conversatorio con los familiares y culminó con una eucaristía en memoria de los beatos colombianos, presidida por Pedro Manual Salamanca, obispo auxiliar de Bogotá. “El martirio de estos hermanos nos ayuda a recordar que toda la Iglesia tiene como único compromiso el dar testimonio”, dijo el prelado durante la homilía.
Daniel Alberto Márquez, superior provincial de los hermanos de San Juan de Dios en Colombia, en conversación con Vida Nueva, explicó que con este encuentro conmemorativo “quisimos reunir a las familias y a los promotores de la causa de canonización de estos hermanos nuestros que fueron sacrificados durante la Guerra Civil española”.
Uno de los objetivos de este encuentro ha sido el de canalizar el proceso de canonización de los 7 beatos colombianos, pero, además –agregó el religioso– “nosotros queremos invitar a los familiares para que tomen conciencia de que ellos tienen que invocar al beato Esteban Maya Gutiérrez y a sus compañeros mártires para que de esta manera si ocurriera un milagro, se realice en grupo para que todos los 7 vayan a los santorales”.
El superior de los hospitalarios además calificó de emotiva esta jornada, porque los familiares invitados “nos han referido historias de la personalidad de estos mártires beatos, de cómo llegaron a la orden y las diferentes circunstancias por las que se consagraron como religiosos”.
El 25 de octubre de 1992 el entonces papa Juan Pablo II beatificó 71 de los 95 jóvenes religiosos ejecutados en Barcelona en 1936, entre ellos a los colombianos Esteban Maya Gutiérrez, Gaspar Páez, Rubén López, Arturo Ayala, Juan Velásquez, Eugenio Ramírez y Melquiades Ramírez. En 2013, el papa Francisco beatificó a los 24 mártires restantes.
Los jóvenes misioneros hospitalarios colombianos, en ese entonces fueron a trabajar al sanatorio Ciempozuelos, cercano a Madrid, y de allí “cuando explotó la Guerra Civil española a ellos les concedieron un salvoconducto para que pudieran salir de España y en el trayecto que llevaba de Madrid a Barcelona, en Barcelona fueron arrestados y fusilados”, cuenta el Hno. Daniel.
“Desafortunadamente no tenemos sus cuerpos, ellos fueron enterrados en una fosa común en el cementerio de Montjuic en Barcelona y como memoria a esto hay una placa en este lugar, en la sede de la orden. Con motivo de este 26 aniversario de su beatificación se ha realizado también una réplica de esta placa de Montjuic”, añade el religioso.
En este encuentro, los hermanos hospitalarios de San Juan aprovecharon la ocasión para presentar el libro Beatos colombianos de San Juan de Dios: hospitalidad y misericordia hasta el martirio, bajo la autoría de Luis María Aldana, hermano de la orden desde 1962 y editado por la provincia colombiana de Nuestra Señora del Buen Consejo.
Este texto busca dar a conocer la figura de los 95 beatos –en especial de los 7 colombianos– con el fin de promover el proceso de canonización. Por ello contiene relatos de la vida martirial desde la perspectiva bíblica histórica y el proceso que llevó a la ejecución de estos religiosos martirizados durante la Guerra Civil española.
Según refiere el superior de los hospitalarios en Colombia, “cuando han transcurrido 82 años de la muerte de nuestros mártires españoles, colombianos y un cubano, la tristeza de entonces se ha convertido en gozo, al comprender el valor del martirio hoy”.
Sin duda es una publicación que se propone hacer memoria de los hermanos hospitalarios que sacrificaron su vida por la causa del Evangelio. El mismo autor señala que, con este libro se “invita a los lectores a profundizar en las enseñanzas, a conocer y asimilar la espiritualidad” de estos heraldos de la caridad, primeros beatos de Colombia.