El diario argentino ‘La Prensa’, a través de un artículo de Agustín de Beitia del pasado 18 de octubre, informa de que se habría enviado al Vaticano un dossier en el que se darían argumentos contrarios a la beatificación de Enrique Angelelli, obispo de La Rioja que fue asesinado en 1976 por militares, tras recibir previamente muchas amenazas por sus críticas a la dictadura. Dicho informe, explica, ha sido elaborado por “un grupo de abogados, letrados y ex jueces católicos de diversos lugares del país, nucleados en una fundación sin fines de lucro”.
La CONFAR, la entidad que articula a la vida religiosa argentina, a través de su filial el La Rioja, ha emitido un contundente comunicado en el que lamenta que “no es el primer ataque de uno de los medios ‘tradicionales’ al proceso de beatificación cerrado positivamente por la Santa Sede”.
Calumnia, que algo queda
Los consagrados lamentan el ocultismo de la información, pues el periodista “no nombra ni a las personas ni a la ‘fundación sin fines de lucro’, pero no dudamos de que representan a sectores de la sociedad para quienes el testimonio evangélico de Enrique Angelelli sigue siendo una espina clavada en su conciencia y les evidencia sus intereses de clase. Prefieren hacerse eco de dictámenes de la justicia parcial de la dictadura y repiten calumnias probadas”. Así, perciben que lo expuesto por De Beitia “no resiste el menor análisis crítico, pero tampoco lo pretende, como ninguna calumnia lo hace: ‘Calumnia, que algo queda’”.
Entrando en el fondo de la cuestión, los religiosos dibujan el perfil de quienes “pretenden erigirse en custodios de la moral, la doctrina y en la medida del Evangelio. Tal como lo hicieron durante la dictadura, son los custodios de la ‘civilización occidental y cristiana’ (en ese orden), sin parar en medios. Pero seleccionan de la fe cristiana lo que conviene a sus intereses, aun a costas del mismo Evangelio”.
Ya lo investigó Pablo VI
Así, acuden a la Historia y defienden que los críticos con el pastor de La Rioja “subestiman a la Iglesia, que ya en vida investigó la pastoral de Angelelli, por mandato de san Pablo VI, solo para constatar su incondicional servicio al Evangelio y el carácter calumnioso de las mismas acusaciones que hoy se reflotan, como lo puso de relieve monseñor Zazpe al concluirse esa investigación en 1973″, tres años antes de su asesinato, que la dictadura presentó como un accidente automovilístico.
Por todo ello, la CONFAR concluye: “Estamos convencidos de que no será el último de estos ataques que prolongan el martirio de monseñor Angelelli, queriendo matar su memoria. Pero también creemos que con eso no hacen sino reconfirmar el valor del testimonio ofrecido por los mártires riojanos del amor preferencial del Padre a los pobres y de la advertencia de Jesús de que está presente en todos y cada uno de ellos (Mateo 25)”.