Cuando leyó ‘El médico’, la novela con la que Noah Gordon se dio a conocer en 1986 y que cautivó a millones de lectores de todo el mundo, el pianista Iván Macías (Moguer, Huelva, 1982) supo que tenía ante sí el musical de su vida. “Es una novela maravillosa, una historia increíble de superación y un viaje en todos los aspectos. Un viaje emocional, pero también un viaje a las tres culturas: la cristiana, la judía y la musulmana. Me parecía que daba unas posibilidades magníficas, ya no solo geográficas, sino también musicales y artísticas”, explica el compositor a Vida Nueva.
El gran viaje de Rob J. Cole hacia la sabiduría y el conocimiento siguió durante años “sonando” en su cabeza. Hasta que un día convenció al dramaturgo Félix Amador y ambos se pusieron a trabajar en un libreto: “Es un viaje de un niño que se hace adulto y que cruza todo el mundo conocido para cumplir su sueño, que era curar, estudiar medicina –añade–. Toda persona se sentirá identificada en la búsqueda de un sueño. Cuando algo se quiere con fuerza, por qué no va a poder conseguirlo. Nuestra aventura por lograr los derechos de ‘El médico’, en cierta manera tiene mucho que ver con el propio Rob, el protagonista”.
Primero se fue a Barcelona a mostrarle a Michael, el hijo de Noah Gordon, la partitura. Luego, a Boston para convencer al novelista. “Noah Gordon se emocionó mucho con las grabaciones que le mostramos. Y sabía perfectamente qué parte de la novela estaba oyendo. Fue en ese momento cuando nos dimos cuenta de que estábamos haciendo algo importante”, manifiesta. “La música lleva el discurso emocional de la historia, pero hemos conseguido hacer a partir de la música un todo: escenográfico, visual y sonoro –prosigue–. Es una historia con mucha aventura, mucha emoción, mucho amor, mucha superación”.
Un musical, además, que encarna el diálogo interreligioso, según Macías: “El protagonista es cristiano, se hace pasar por judío y va a estudiar con musulmanes. La religión está presente, porque lo está en la novela. Lo que no hacemos es incidir en exceso en la religión, porque ese mensaje es mejor que se vea a que se oiga. Por supuesto, el musical invita a la reflexión. El único mensaje que lanzamos es que tenemos muchas más cosas que nos unen de las que nos separan”.
El diseñador Lorenzo Caprile (Madrid, 1967), uno de los grandes nombres detrás también del musical, insiste en esa lectura: “Se toca la religión de una forma preciosa. Hay un cántico de paz, por ejemplo, en una ceremonia de aleluya, judía, pero que es universal, porque es una ceremonia de acción de gracias, que es un número extraordinario. El tema religioso está muy bien tocado, de forma elegante, y nos enseña que podemos convivir todos con todos, pero desde el respeto, desde la inteligencia, desde el diálogo. Sin tratar de imponer nada”.
Caprile ha hecho frente a uno de los retos más ambiciosos de su carrera, con más de 300 piezas de vestuario para una superproducción cuyo estreno ha sido el 17 de octubre en el Teatro Nuevo Apolo, de Madrid, con 41 actores en escena y 20 músicos en directo. “El protagonista comienza un viaje en Londres que le lleva a Ispahán, a Persia. Hay un gran choque de culturas y de puntos de vista. Y esa es la principal lección del musical: que si nos esforzamos todos un poquito, la convivencia es preciosa, estimulante y enriquecedora”, expone el diseñador.