El borrador del documento final del Sínodo de los Jóvenes reclama una “reforma eclesial de importancia histórica” para hacer frente a la crisis de los abusos sexuales. Así se desprende de uno de los puntos del texto al que ha tenido acceso la vaticanista Franca Giansoldati, del diario Il Messagero.
Será el próximo sábado cuando se voten los 173 párrafos en los que se concreta el trabajo realizado durante un mes. Entre ellos, se espera aprobar uno de los puntos en el que se reconocería “la falta de responsabilidad y transparencia con la que se han manejado múltiples casos” de abusos de poder, económico, de conciencia y sexuales que se han dado en el seno de la Iglesia. Es más, se explicita que “desafortunadamente, la Iglesia ha acabado asumiendo un estilo de ejercicio de poder que marca la historia del mundo, hecha de violencia contra los pequeños y vulnerables”.
Frente a esto, el borrador admitiría que “es necesario reconocer con humildad que detrás de la propagación de la cultura del abuso hay un vacío espiritual que se enfrenta a una conversión decisiva del corazón”.
Así, Il Messagero expone cómo en el texto se subrayaría la necesidad de abordar una “reforma eclesial de importancia histórica” que permita dar “credibilidad a la Iglesia para cumplir su misión”. Y lejos de plantearlo con un tema ajeno al Sínodo, se matiza que estos cambios solo podrán ser posible “con la valiosa ayuda de los jóvenes”.
En concreto, el borrador reivindica la necesidad de un “compromiso firme con la adopción de medidas preventivas rigurosas que impidan su repetición, a partir de la selección y formación de aquellos a quienes se les encomendará una tarea educativa y responsabilidad en la Iglesia”.
Junto a estas filtraciones, el diario italiano también ha rastreado el borrador del documento final en busca de las referencias a las mujeres, exponiendo cómo el texto solo se abordaría en dos puntos, el 62 y el 155, siendo este último el que se instaría de manera más explícita a un cambio para lograr una “presencia femenina en los cuerpos eclesiales en todos los niveles, también en función del liderazgo, y de la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones eclesiales”.
“Es un deber de justicia, que encuentra inspiración tanto en la forma en que Jesús se ha relacionado con los hombres y mujeres de su tiempo, como en la inmportancia del papel de algunas figuras femeninas a lo largo de la historia de la Iglesia”, relataría el texto que han de aprobar los padres sinodales. En él, se hace un llamamiento a evitar “la disparidad entre la representación de la vida religiosa masculina y femenina” en las asambleas sinodales.