La Red Latinoamericana y Caribeña de Migración, Refugio y Trata de Personas (Clamor) expresa su preocupación ante la situación que vive la Caravana de Migrantes Hondureños hacia Estados Unidos y hace un llamado a la solidaridad. “Consecuentes a nuestras misiones para la promoción, defensa y reivindicación de la dignidad humana”, comparten estas reflexiones:
- La movilidad humana debe ser considerada un derecho fundamental; razón por la cual rechazamos cualquier forma de criminalización y violencia contra las personas que migran.
- La gran mayoría de las personas que están en las rutas migratorias, atravesando diferentes países de Centroamérica y México, salieron huyendo del empobrecimiento, la exclusión, las desigualdades sociales, el aumento de la inseguridad ciudadana por el accionar de los grupos criminales organizados y la desconfianza en la institucionalidad.
- Este tránsito lo hacen afrontando difíciles y duras condiciones en su viaje, que atentan contra sus derechos fundamentales e incluso no pocas veces contra su vida.
- Hacemos estos seis pedidos a los gobiernos de los países por donde está pasando la Caravana de Migrantes Hondureños, incluyendo Estados Unidos:
- Tener en cuenta acciones de respeto a la integridad física, emocional y psicológica de las personas que están realizando este peregrinaje.
- Tomar en consideración las particularidades de cada una de las personas; ya que las mismas generan en algunos de ellos y ellas mayor nivel de vulnerabilidad.
- Generar acciones para proteger sus derechos y defenderlos de cualquier forma de violencia, abuso o explotación.
- Promover los mecanismos para garantizar una migración segura y ordenada, a través de alternativas para que los peregrinos ejerzan su derecho a la migración, como está contemplado en los tratados internacionales, especialmente para las personas que tienen un temor fundado de persecución y soliciten asilo.
- Dotar de servicios de salud y protección emergentes en las vías por donde están transitando; para de esta manera atender las principales necesidades humanitarias y el acceso a los derechos.
- Velar de manera especial por la protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes que se encuentran en la caravana.
- Hacemos un llamado particular al presidente de México, Henrique Peña Nieto, a tomar las medidas pertinentes para que la caravana no sea víctima de maltratos, violencia ni criminalización y a las poblaciones de cada uno de los países a convertirse en actores claves del acogimiento y la solidaridad; a evitar cualquier forma de discriminación; y, a sumarse a las acciones de voluntariado que desde diversas organizaciones estamos implementando.
- Respaldamos la solicitud formulada por diversas organizaciones defensoras de los derechos humanos de las personas migrantes, refugiadas y solicitantes de asilo, ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), de otorgar medidas cautelares a favor de las personas y familias que forman parte de la Caravana Migrante centroamericana y a las personas defensoras que les asisten en su trayecto.
- Expresamos nuestro agradecimiento y admiración a todas Casas del Migrante, parroquias, a la vida religiosa, Cáritas, que a lo largo de toda la ruta han salido al encuentro de los hermanos y hermanas que van en la Caravana, prestando atención humanitaria, a través de muy diversas formas de solidaridad. A pesar de encontrarse desbordados por la coyuntura, no han descansado en la atención a los migrantes y en la denuncia profética de los abusos que contra ellos se han cometido.
- A quienes viven en alguna de las comunidades por donde están transitando los hermanos hondureños los invitamos a acercarse a las Casas del Migrante (hay más de 80 en toda la República mexicana) o parroquias que están por la ruta migratoria, para ofrecer su tiempo, sus manos, sus habilidades, su deseo de construir una migración más humana o encontrarse con el Señor Jesús, presente en cada uno de nuestros hermanos y hermanas migrantes.
- Convocamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, en especial a los cristianos y cristianas, a la solidaridad activa y la oración por nuestros hermanos y hermanas migrantes, asumiendo una vez más la invitación del papa Francisco a acogerlos, protegerlos, promoverlos e integrarlos.