Tras casi diez días de acompañamiento humanitario por parte de la comunidad católica del estado sureño de Chiapas, en uno o dos días tocará a los oaxaqueños continuar brindando comida, agua y lugares de descanso a los miles de centroamericanos que, desde el pasado 12 de octubre, iniciaron su travesía desde Honduras rumbo a Estados Unidos.
De acuerdo con un boletín generado por la propia Caravana Migrante este viernes, los integrantes de la misma llegaron a dos acuerdos importantes. En primer lugar, definieron la posible ruta que habrán de seguir en los próximos días. De Arriaga, Chiapas, donde se encuentran en este momento, continuarán su peregrinar por los municipios de Tapanatepec, Juchitán y Tehuantepec, en Oaxaca.
No sin antes agradecer al pueblo chiapaneco “por la hospitalidad y apoyo” que recibieron, la Caravana Migrante hizo un llamado de solidaridad a los oaxaqueños para que los reciban con el apoyo que necesitarán, “comida, agua, atención médica, refugio de la lluvia, zapatos, acceso a baños, etcétera”.
Tres peticiones más
La caravana –integrada en su mayoría por hondureños, aunque también viajan nicaragüenses, salvadoreños y guatemaltecos– planteó además tres peticiones en general; la primera, que no se les exijan visas y “que se les trate de la misma forma como se tratan a los mexicanos cuando viajan a Centroamérica”.
Por otro lado, pidieron que se les faciliten permisos de trabajo a aquellas personas con posibilidades de empleo en México, y finalmente, que se les ofrezcan talleres informativos sobre refugio con “información verídica”, y que el trámite sea “más ágil y humano”.
No son extranjeros
Ante la inminente llegada de los migrantes a Oaxaca, el obispo de Tehuantepec, Crispín Ojeda Márquez, llamó a la comunidad católica a recibirlos y tratarlos, no como extranjeros, ni mucho menos como ilegales o delincuentes, “sino como hermanos e hijos de un mismo Padre, que está en el cielo”.
Ojeda Márquez pidió a su gente ser solidaria con los migrantes, ofreciéndoles, “desde la pobreza”, comida, agua, vestido, techo y, sobre todo, calor humano, amistad, confianza, aliento, esperanza y oración.
Llamó a los sacerdotes de los lugares por donde transitará la caravana a que organicen a sus comunidades para que realicen acciones de solidaridad en su favor, y pidió a las autoridades civiles, sus instituciones y organismos, que garanticen la seguridad de los centroamericanos. “Que no impidan, mediante el uso de la fuerza policial, su libre tránsito por nuestro territorio nacional, y que se respeten sus derechos como personas humanas”, señaló.