Lucetta Scaraffia, directora del suplemento Donne Chiesa Mondo –editado en español por Vida Nueva– ha declarado en una entrevista para ‘The New Yorker’ que cree que “tal vez si las mujeres ocuparan posiciones de poder” dentro de la Iglesia, “los hombres no habrían podido actuar con impunidad durante tanto tiempo” en relación a los abusos acometidos contra menores.
En este sentido, considera que “las mujeres podrían ser cardenales –no hay ningún inconveniente canónicamente, lo que no podemos es ser ordenadas–”, aunque sabe que Francisco “tendría a todos en su contra” si nombrase a una mujer como tal. En el último número de ‘Donne Chiesa Mondo’ señala en un artículo que “un buen Papa” abriría las puertas a las mujeres y les daría puestos de responsabilidad. Pero Scaraffia señala también a las mujeres como “cómplices en la crisis de abuso sexual”, ya que “sirviendo a los clérigos” les protegían con su silencio. “La condición de las mujeres en la Iglesia solo cambiará si tienen el coraje de cambiarlo desde abajo”, dice.
“Estoy liderando una guerra contra el patriarcado de la Iglesia”, afirmó. Al tiempo, se preguntó: “¿Por qué no nos convertimos en una molestia en todos los lugares donde las mujeres no están presentes?”.
“Las mujeres presentes hablaron mucho y dijeron cosas muy importantes”, ha dicho el cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, en una entrevista en ‘Il Corriere della Sera’ acerca de la última reunión del Sínodo de los Obispos y el texto extraído del mismo.
“Es una urgencia que puedan participar en el proceso de toma de decisiones”, señaló, ya que “en las diócesis muchos roles importantes son ocupados por mujeres”. “El hecho de que en el anterior Sínodo comenzasen a tener derecho a voto los superiores generales no sacerdotes, cuando antes no lo tenían, muestra que siempre hay espacio para la reflexión, y la pregunta está sobre la mesa”, subrayó. “La cuestión no es que quienes participen sean hombres o mujeres”, dijo, “sino la competencia de esas personas”.
Pierbattista Pizzaballa ha explicado en una entrevista a Settimana la situación actual de la Iglesia en Tierra Santa. En ella, ha señalado que “el problema de la persecución o los derechos de los cristianos no debe tratarse como un tema aislado, sino como parte del marco de los derechos individuales y colectivos de la sociedad, tanto en Israel como en los países árabes”.
En su opinión, en Oriente Medio “aun no existe la libertad de derechos colectivos”, y pone el ejemplo de que en Israel, si bien “los derechos individuales son respetados”, esto no significa “que la presencia cristiana no tenga problemas con las instituciones”, sobre todo en puntos del país en los que se practica el judaísmo ultraortodoxo.
En Palestina “los cristianos no son un pueblo por derecho propio”, sino que “los palestinos cristianos viven en la misma condición que el resto de los palestinos”. Es decir, “como minoría religiosa están expuestos a los problemas y prejuicios que existen entre musulmanes y cristianos”. Sin embargo, señala que “sería un error decir que el Gobierno palestino tenga una actitud anticristiana”.