“Ser abuelo es volver a la paternidad, con menos fuerza física pero con más tiempo y experiencia”. Con estas palabras define a Vida Nueva esta etapa de la vida Rafael Ortín, responsable de la Escuela de Abuelos del Arzobispado de Valencia. En su séptima edición, cuyas sesiones se celebrarán los lunes por la tarde en la sede del Arzobispado, se explorará el valor de los abuelos, su papel en la educación de los nietos y, sobre todo, cómo vivir esta etapa.
Para Ortín este momento vital debe “afrontarse con entusiasmo” y, para ello, “es fundamental el sentido común que nos da al experiencia”. Y es que es una época que también permite a las personas “perfeccionarse”. “Todavía tenemos mucho que dar en nuestra vida”, apunta. “Nuestros nietos también pueden enseñarnos cosas, como el manejarnos con las nuevas tecnologías”, dice.
A la primera sesión de este curso, celebrada el lunes 29 de octubre con el lema ‘Abuelos, ¡una nueva etapa en la vida! ¿Qué quieres que haga por ti?’, acudieron 30 personas. “El salón estaba lleno, y es que los abuelos suelen estar bastante interesados porque ven que sus nietos nacen en un mundo muy distinto a aquel en el que criamos a nuestros hijos”, explica. Por este motivo, la Escuela es “el lugar perfecto para ayudarse unos a otros” con sus propias experiencias y, sobre todo, “encontrar los pasos a seguir en la fe”.
“Vivimos en un mundo con mucha información y en el que se cuestiona continuamente el valor del matrimonio y la familia”, explica Ortín. “Tenemos que asegurarnos de enseñarles a las nuevas generaciones lo que es el amor, un amor del que sus abuelos somos testigos”, añade.
“En los padres hay una especie de epidemia de divorcios que hace que los abuelos tomen mayor parte en el papel de la educación”, apunta. “Esta situación de inestabilidad hace a los niños dudar sobre lo que es la pertenencia a la familia, y es ahí donde debemos dar ejemplo los abuelos”, subraya.
“Los abuelos tenemos que ayudar a nuestros hijos con respecto a sus miedos y sus dudas”, dice Ortín. Sin embargo, señala que “los padres son siempre los principales educadores de los niños”, por lo que no está en mano de los abuelos solucionar conflictos sino “ser una especie de diplomáticos para mediar entre ellos“, sobre todo en la adolescencia, ya que “ya hemos tenido hijos adolescentes en casa y sabemos cómo hay que actuar”.
Sin embargo, educar a los nietos no es la única labor de los abuelos. En España son muchos los que han acogido o ayudado a sus hijos y nietos a subsistir, “sobre todo en momentos de crisis económica”. Pero “hay dos extremos que hay que evitar”. El primero, “los abuelos esclavos, especialmente la abuela, que se desvive”, así como el “darles de lado cuando envejecen o enferman”.