El Tribunal Supremo de Pakistán ha absuelto hoy, 31 de octubre, a Asia Bibi, acusada de blasfemia. El Alto Tribunal paquistaní ha anulado la sentencia de muerte por supuestamente insultar al profeta Mahoma en 2009. La mujer cristiana se salva pues de la ejecución pese a las amenazas de grupos islamistas. “La sentencia a muerte se anula. Asia Bibi es absuelta de todos los cargos”, ha afirmado el presidente del Supremo, Saqib Nisar, al leer la sentencia de la apelación.
Nisar, al frente de un tribunal de tres jueces, ha indicado que si no hay otros cargos contra ella “puede ser liberada”. El anuncio de la sentencia se produjo entre fuertes medidas de seguridad con efectivos de la Policía antidisturbios y especialistas en desactivación de bombas a la entrada de la sede del máximo órgano judicial. En el interior de la sala comandos del cuerpo antiterrorista sin armas fueron desplegados para mantener la seguridad.
Bibi, madre de cinco hijos, fue denunciada en 2009 por unas mujeres que aseguraron que había insultado al islam durante una discusión en un pozo de agua en el Punyab (este) y fue sentenciada a muerte en 2010 por blasfemia. La cristiana perdió el recurso presentado ante el Tribunal Superior de Lahore, capital del Punyab, en 2014, y en 2015 el Supremo paralizó la ejecución tras aceptar estudiar su apelación, cuya primera vista, fijada para 2016, se pospuso tras la recusación de uno de los jueces.
Ella siempre lo ha negado
El Supremo estudió el pasado 8 de octubre la apelación a la condena a muerte de la cristiana y se reservó el veredicto, al remarcar que existían contradicciones en las declaraciones de los testigos. El abogado de Bibi, Saiful Muluk, puso en duda, durante la visto, la credibilidad de varios de los testigos contra la acusada y sostuvo que mintieron o que sus declaraciones no se sustentan con las pruebas presentadas o son contradictorias entre sí. Además, Bibi siempre ha negado haber blasfemado y sus representantes han defendido que mantenía una disputa con sus vecinos y que quienes la acusaron se han contradicho.
El partido radical Tehreek-e-Labbaik Pakistan (TLP) amenazó ese mismo día con “peligrosas consecuencias” a los jueces si Asia Bibi era declarada inocente.”Si hay un intento de entregarla a otro país, habrá terribles consecuencias”, advirtieron. Pocos días después, miles de musulmanes radicales reclamaron en diferentes ciudades paquistaníes su ejecución.
El caso de Bibi ha provocado indignación internacional, pero en Pakistán se ha convertido en una causa para los grupos y partidos islamistas y ha provocado al menos dos asesinatos. Uno de ellos, el del ex gobernador del Punyab, Salman Tasir, a quien le arrebataron la vida en 2011 por defender públicamente la causa de Bibi. Su asesino fue uno de sus guardaespaldas, Mumtaz Qadri, quien, a su vez, fue ejecutado en 2016 y enterrado luego como un héroe. El segundo fue el de un ministro cristiano de Minorías, Shahbaz Bhatti, quien fue asesinado a tiros en la puerta de su casa en 2011 por defender a Bibi y oponerse a la legislación contra la blasfemia.
La dura ley antiblasfemia paquistaní fue establecida en la época colonial británica para evitar choques religiosos, pero en la década de 1980 varias reformas auspiciadas por el dictador Zia-ul-Haq favorecieron el abuso de esta norma. Desde entonces, se han producido un millar de acusaciones por blasfemia, un delito que en Pakistán puede llevar aparejada la pena de muerte, aunque hasta la fecha no se ha ejecutado a nadie por este delito.