La Comunidad de Sant’Egidio nuevamente entró en diálogo con los representantes de diferentes religiones para recordar a los países en guerra, las miserias y tristezas humanas y sobre todo para hacer ver que, sin importar que nombre le pongamos a nuestras creencias, todos somos hijos del mismo Dios; todos podemos juntar nuestras voces en la oración por el prójimo. Brindando a su vez un espacio lleno de culturas e historias, el encuentro fue escenario de muchos testimonios y de muchas maneras de pedir la paz.
El ‘Festival por la Paz’ también dio voz y rostro a los migrantes del mundo, ya que nuestros hermanos son el grito de auxilio de quien deja la guerra, los conflictos, el hambre y las malas gestiones políticas de nuestros países. Argentina es una Nación llena de posibilidades para los inmigrantes que se escapan de sus tierras natales por diferentes razones, aunque nuestra sociedad no es realmente consciente de sus historias, sus motivos y la esperanza que nuestro país transmite.
Aún en la diversidad cultural, que fue y sigue siendo alimentada por las flexibles políticas inmigratorias, el país es víctima de un nacionalismo que excluye al otro, al extranjero, que vuelve invisible lo visible, que cosifica lo que tiene nombre, lo que es, lo que tiene cuerpo, vida e historias. Precisamente por esto, nuestros hermanos venezolanos levantaron la voz contando su historia, mostrando su cultura y dando un carácter verdaderamente humano al fenómeno migratorio que se está dando en el mundo.
La juventud presente
Uno de los representantes destacados, precisamente por el motivo de recordar a los inmigrantes, fue el Padre Alejandro Solalinde, activista y sacerdote católico mexicano, defensor de los derechos humanos de los migrantes y coordinador de la Pastoral de Movilidad Humana Pacífico Sur del Episcopado Mexicano, quien dio un mensaje significativo para los Jóvenes por la Paz de la Comunidad San Egidio: “Son una juventud subversiva en el buen sentido. No todos los jóvenes se preocupan por los débiles, por los olvidados. Este espacio es un espacio que rompe con los condicionamientos de nuestros sistemas capitalistas y neoliberales…”
La juventud también se hizo presente y expresó su pedido de paz a través de la música y el baile. Como siempre los niños y los jóvenes de la Comunidad lograron poner el cuerpo y sobre todo la voz para hacer del llamado de paz una muestra artística que refleje las diferentes maneras de hacer visible lo que parece estar oculto. La juventud de hoy en día no está perdida y también tiene un mensaje que transmitir; tenemos la esperanza de un mundo mejor.
El evento terminó con un pedido de Paz en conjunto, como el firmado en el encuentro de Bologna. Luego de escuchar historias y disfrutar de diferentes culturas, recordamos a los países en guerra, y los niños fueron los encargados de simbolizar el amor, la misericordia y el pedido de paz para todos nuestros hermanos.
A continuación los nombres de los representantes religiosos que participaron de nuestro llamado de Paz:
- Marcelo, Iglesia Presbiteriana
- Omar, Co-presidente del instituto del dialogo interreligioso (IDI)
- Metropolitana Ignatius, de la Iglesia Ortodoxa Rusa del patriarcado de Moscú.
- Asociación Budista Soka
- Pastor David Calvo, de la Iglesia Evangélica
- Sacerdote Alejandro Solalinde
- Arzobispo Kissag Mouradian, primado de la iglesia apostólica armenia para Argentina y Chile.
- Sheij Abdelnaby Elhefnawy
- RamKrishna Singh, de la Comunidad Sikh
Por no poder asistir, dieron su testimonio a través de un vídeo:
- Desde El Líbano, Crisótomo Juan Gazzali, arzobispo y vicario patriarcal para Argentina de la Iglesia Ortodoxa Siriana en el Líbano
- Desde Philadelfia (EEUU), el Rabino Abraham Skorka
- El obispo Gregory Venables, de la Iglesia Anglicana
- El rabino Alejandro Avruj, de la Comunidad
Fuente: Comunidad San Egidio