Esta mañana la Iglesia en el estado de Veracruz despertó con la noticia de que la Caravana Migrante podría ingresar a su territorio en los próximos días.
El ahora llamado éxodo centroamericano –cuyo número de participantes cada vez es más incierto debido a su división en varios contingentes– inició el pasado 13 de octubre desde Honduras, y con miras a llegar a Estados Unidos. Ingresaron a territorio mexicano el 19 de octubre, y este jueves han tomado una de las decisiones más complicadas: continuar caminando por Oaxaca hasta llegar a Puebla o cambiar de ruta hacia el estado de Veracruz, con los riesgos que esto conlleva.
De acuerdo con un comunicado de la organización internacional Pueblos Sin Fronteras, que apoya en la logística a la caravana, en una asamblea extraordinaria los integrantes optaron por la segunda opción pese a la violencia que se vive en esta entidad a causa del crimen organizado.
Preocupa la salud de los niños
Este 1 de noviembre, alrededor de las 5:00 horas, los migrantes –en su mayoría hondureños– partieron a pie desde el municipio de Juchitán hacia Matías Romero, aún en Oaxaca. Posteriormente estarían ingresando a Veracruz por la localidad de Acayucan.
Según el comunicado, los miembros del éxodo consideraron varios factores antes de tomar esta decisión, principalmente la delicada condición de salud de muchos niños, que se vería afectada aún más por la falta de acceso a los servicios médicos en la ruta por Oaxaca.
Por otra parte, “la carretera de ahí hacia la ciudad de Oaxaca es angosta y con curvas, cerros y pueblos con poca infraestructura para recibir a este éxodo masivo de personas desplazadas de Centroamérica”, señala el texto.
A merced del crimen organizado
La organización internacional explica que si bien el plan era atravesar por Oaxaca en transporte, éste fue bloqueado por el gobierno federal. “Hoy –denuncian– había posibilidad de más de 70 autobuses de diferentes fuentes de apoyo, que bajo presión del gobierno federal de México, retiraron su apoyo, dejando al éxodo la única opción de seguir a pie hacia Veracruz, un estado con altísimo riesgo de violencia a manos del crimen organizado”.
En este sentido, Pueblos Sin Fronteras exigió de manera urgente que las autoridades mexicanas se movilicen de forma responsable para resguardar la seguridad e integridad física de cada uno de los migrantes que caminarán por esta ruta. “Cualquier agresión contra los miembros del éxodo y acompañantes será la responsabilidad completa del gobierno federal mexicano”.
Nadie sabe ni el día ni la hora
En entrevista para Vida Nueva, el sacerdote Gustavo Rodríguez, de la Pastoral de Movilidad Humana de la Arquidiócesis de Puebla, explicó que la Caravana va marcando la ruta día a día, lo cual dificulta la organización de la Iglesia para brindarles una adecuada atención; sin embargo –dijo– a nivel de provincias eclesiales se han preparado con albergues, víveres y ropa.
Dado que en la caravana viaja un gran número de mujeres, niños y adultos mayores –añadió– parecería un contingente vulnerable, pero no lo es. “Es admirable la fuerza de voluntad para continuar en el camino con tal de no regresar a sus países, donde está muy dura la situación”.
Por su parte, Raquel González, de la Pastoral Social de la Diócesis de Córdoba, explicó que la Iglesia local ha monitoreado puntualmente la ruta de los migrantes desde que ingresaron al país, y aunque Veracruz era sólo una posibilidad en el itinerario, comenzaron desde hace unas semanas la recolección de víveres y medicamentos.
Asegura que se desconoce el día en que llegarán a Veracruz, pues en algunas localidades se quedan más días de los previstos, pero lo que es casi un hecho –refiere– es que, una vez entrando en el estado, tomarán la ruta del tren, que contempla Tierra Blanca, La Patrona, Amatlán y posiblemente Córdoba.