Un nuevo homicidio ha conmocionado a la Iglesia colombiana, cuando el pasado 28 de octubre de 2018, Kedwin Fernando Piedrahíta Marín, de 26 años, fue asesinado al interior del templo de Santa Teresita, en el municipio de Dosquebradas (Risaralda), según ha informado el portal de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC).
A tales efectos, Rigoberto Corredor Bermúdez, el obispo de Pereira, repudió el crimen, envió sus condolencias a los familiares de la víctima y convocó a los sacerdotes para que este primero de noviembre durante la Solemnidad de Todos los Santos, en todas las parroquias de la diócesis se realice un acto de reparación, pidiendo por el respeto a la vida, a la Eucaristía y a los recintos sagrados.
Piedrahíta recibió varios disparos por parte de un sicario, quien irrumpió en el templo durante el bautizo de su propio hijo, aprovechando el momento cuando la víctima se acercó al altar, como lo ha reseñado RCN radio. La acción rápida de la comunidad y de las autoridades policiales posibilitaron la inmediata captura del asesino, quien ya presentaba antecedentes penales.
Ante este ignominioso hecho de irrespeto a la vida, las leyes humanas, de Dios y de la Iglesia, el obispo de Pereira emitió un decreto de excomunión para el autor material y los autores intelectuales de este crimen, de acuerdo con canon 1397 del Código de Derecho Canónico, el cual contempla que “quien comete homicidio, o rapta o retiene a un ser humano con violencia o fraude, o le mutila o hiere gravemente, debe ser castigado, según la gravedad del delito”.
Apelando al mismo Código de Derecho Canónico, en el canon 1214, en el que se detalla que “los templos o iglesias son edificios sagrados destinados al culto divino”, la diócesis de Pereira repudia este hecho asegurando que “Dios es el único dueño de la vida y que nadie puede tomar en sus manos la vida de otra persona bajo ninguna circunstancia”.
No es la primera vez que se presenta un hecho de sangre durante este año 2018 en Colombia. Basta recordar el infanticidio –de un pequeño de apenas dos años– a manos de su propio padre dentro del interior del templo parroquial de Nuestra Señora del Rosario, en el corregimiento de Cite, jurisdicción del municipio de Barbosa, en Santander, el pasado mes de abril, en el que también se expidió un decreto con su respectivo acto de desagravio y reparación.
Foto: RCN Radio